LA NIÑA DE LA COLINA.
De Felipe Sérvulo. Ediciones In - Verso. Barcelona.
Como bien indica en su prólogo Enrique Badosa: En este libro late, y cómo, el digamos argumento de un amor que fue y que sigue siendo en nostalgia y presencia.
El libro queda abierto con una cita de Escarlata O´Hara, protagonista de la película " Lo que el viento se llevó", donde podemos leer: " realmente mañana será otro día" y es a la vez antesala del apartado Ausencias y más razones.
Razones para reconstruir un futuro lleno de pasado, que camina por el presente con poemas de la mano de Felipe Sérvulo, que de forma ágil y elocuente nos introduce en su "yo" personal, rebosante de sensaciones, que mira hacia atrás y le devuelve, al poeta, el rumor del viento, el vuelo de los pájaros y la imagen de Tara, donde le recibe Vivien Leigh con su constancia permanente frente a la derrota.
También están los recuerdos de Riad Mehidi o de las semillas que florecerán.
Los poemas: Ni mesa, ni jazz. Siete metros o Hágase la oscuridad son algunos de los que componen el apartado primero del libro, donde el poeta toma la palabra como un vínculo con el pasado, naciendo junto a cada día como una nueva fuerza regeneradoora, porque para Felipe Sérvulo habita en su poemario ese personaje
"la niña de la colina" que repressenta una retroalimentación, un modo de acercar el pasado y mirar hacia el futuro.
Así llegamos al segundo apartado del libro titulado Universos paralelos donde los planos interpretados por los poemas suman y se complementan, y en ningún caso excluyen, para ir formando el universo personal único y dinámico al que nos concita el poeta.
Poemas tales como Acaso tu nombre, Nuestra alcoba clandestina, Génesis, El ecuador de tu rostro, Me inventas de nuevo,La niña viene,Nos reímos tanto, María, Por la calle triste, Si te hablo y callas, Frío y marejada, Pequeñas constelaciones, El dolor acaba, Si amanece, Nuestra vieja ciudad, construyen el cuerpo de la última parte del poemario donde "la niña" vuelve con frío, tímida y silenciosa. El poeta sacude "el polvo de su vestido", pero la "niña" fría y casi ausente mira a nuestro poeta y enciende la nieve de su mirada para cuestionar una sonrisa entristecida, cuando en otro tiempo era de alegría.
Felipe Sérvulo nos deja en su libro "La niña de la colina" la miel en los labios, la puerta abierta y sus versos como testigos de una poesía sensitiva que aproxima un tiempo pretérito a las sensaciones que llegan hasta el presente, conjugando vivencias, interpretando imágenes y sembrando un futuro que alberga el intenso valor de lo ya vivido.
Paloma Fernández Gomá
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