lunes, 1 de agosto de 2016

RESEÑA DEL LIBRO "LAS EDADES DEL  ALMA" 
POR  JOSÉ SARRIA 
( APARECIDA TAMBIÉN EN LA WEB  DE  ACE ANDALUCÍA Y EN EL PERIÓDICO DIGITAL  LUZ CULTURAL)

Las edades del alma


“Las edades del alma”
Paloma Fernández Gomá
Torremozas (Madrid, 2016)

Por JOSÉ SARRIA


Decía Jaime Gil de Biedma en sus “Conversaciones” que: “Cuando lees un poema, lo que importa no es entenderlo; lo que importa es que te guste. Y si te gusta, ya lo entenderás; alguna vez lo entenderás […] Un poema se tiene que leer de una vez, porque es un organismo acústico; es decir, el sentido del poema es un sentido de la totalidad y ningún verso se entiende ni se explica por sí mismo”.
Es éste, precisamente, el efecto que produce la lectura de “Las edades del alma”, última entrega poética de Paloma Fernández Gomá. El corazón y el espíritu son arrebatados por un texto que ha de ser asumido desde la perspectiva de una experiencia fragmentada (en siete episodios o niveles), tránsito del alma hasta alcanzar su destino último, y que la poeta articula a modo de soliloquio existencialista reiterado, que por continuado deviene en la percepción totalizadora de una realidad última: “No existe el tiempo para la última verdad, / es solo un tránsito más / en nuestro continuo devenir, / en nuestro peregrinaje, muchas veces exhausto, / en busca de la esencia última, / esa gota que colma la existencia” (pág. 38).
El contraste de experiencias cotidianas se engarzan con el fluir de la conciencia de la poeta que, como argumento central, como columna transversal, y a modo de salmodia o monólogo interior juanramoniano, sostiene el discurrir de todo el poemario. Desde el lenguaje imperfecto de los hombres, el poeta quiere conectar con la eternidad, tal y como ha escrito Álvaro García: “¿Es discreto venir de pronto al mundo? / ¿Es discreto morirse sin saber?”, al enfrentarse no sólo con los objetos y sus hábitos, sino con la más profunda y solemne significación de la vida, transustanciando la vivencia personal en experiencia poética. Así, Paloma Fernández Gomá, se interroga: “Qué guarda nuestra nacencia primera. / Esa absoluta, eminente y última energía depositada / en la carne, que fluye de forma constante / a través del tiempo, siendo parte de sí misma” (pág. 39). Interrogante que discurre desde el primer nivel del alma, iniciado con el origen del ciclo de la vida, caudal primigenio con el que arranca el poemario, para ir adentrándose en el “continuum” de las siete edades del alma que plantea el texto, como caminos o vías de integración que conducen a la iluminación última: “El alma sabe de la materia que la cubre / y oculta su presencia” (pág.18), “¿Qué habrá después de la carne inerte, / de la materia destruida por la intemperie, / dónde podremos encontrar la razón de la ausencia? …/… Vivir es una senda indescifrable que siempre nos aguarda” (págs. 21-22).
En toda la obra poética de Paloma Fernández Goma, extensa y prolija, hay que destacar su singularidad, que estriba en la fundación y defensa de un mundo totalmente suyo, ajeno a modas o tendencias. Su apuesta ha sido y es absolutamente firme y estable: un mensaje de profundización, búsqueda del conocimiento y reflexión, del cual es claro ejemplo la presente entrega. Y de fondo la vida o la naturaleza, los espacios comunes, las ciudades conocidas o imaginadas, como elementos de contemplación e inspiración, acompañada la reflexión de formas poliédricas, de campos semánticos elaborados minuciosamente, de palabras polisémicas, de la pluralidad de imágenes, símbolos y alegorías.
Es su quehacer poético una necesidad por investigar en la originalidad, acompañada de descripciones plásticas, de un lenguaje cultivado y una gran variedad de formas e imágenes, que adentran al lector en el fascinante mundo de la contemplación y la reflexión. El yo poético o los personajes y su contexto han dejado, en sus poemas, de ser lo que significan para reunirse en el espacio donde habita la intemperie del poeta, que experimenta con el orden trascendente de la palabra. Es por esto que en los textos de Paloma Fernández Gomá el predominio de la imaginación sobre la razón y la ausencia del lenguaje denotativo son una constante.
“La vida es una cosa, la poesía es otra …/… El poeta empieza donde el hombre acaba”, dirá Ortega y Gasset, en su inmarcesible ensayo “La deshumanización del arte”. Y es el caso de nuestra autora en quien ni la historia ni el tiempo es, en sus poemas, una categoría medible linealmente. La función de la palabra poética en nuestra autora no reside en la reescritura de la historia, personal o colectiva, sino que surge de una visión interiorizada de distintas manifestaciones de lo real, enfocada en el silencio como signo cuya función es interrumpir el discurso logocéntrico y producir una emoción estética diferente. Fernández Gomá crea con este procedimiento una estética visionaria que tiene como origen y meta un "punto cero" en el que se manifiesta el lenguaje poético, tal y como lo describió Albert Camus, en “El mito de Sísifo”: “Si el mundo fuera claro, el arte no existiría”. Esa es la esencia del verdadero poeta, nombrar lo que permanece en el silencio, desentrañar ese silencio y darle nombre, hacerlo asequible a los ojos del lector.
De ahí su interés en redenominar a las cosas con otros nombres o con otras visiones, en un ejercicio de radicalidad lírica, que obliga al lector a sustanciar el mensaje, porque el mundo (el verdadero) se origina en las distancias.
Paloma Fernández Gomá nos invita, desde el silencio de su contemplación a la reflexión, más que a la lectura misma de los poemas; a descifrar y a percibir la realidad que se esconde tras las palabras, las imágenes o las ideas. Desde una pacífica rebelión  contenida en sus propuestas poéticas, es posible asistir a la interpretación lírica del mundo de otra manera, recreado desde otro prisma, al modo del poema “Pido el silencio” de Pablo Neruda: “Pero porque pido el silencio / no crean que voy a morirme: / me pasa todo lo contrario: / sucede que voy a vivirme”, es decir,  la deconstrucción del mundo inmediato servirá a la autora para adentrase en un espacio simbólico, metafórico, a veces onírico, casi surrealista, desde el que expresar su escepticismo frente a la realidad que se dogmatiza con nombres y denominaciones generalmente indubitadas.
Su poesía es una subversión que se afianza con su tonalidad apodíctica y se apoya en paradojas, en el versolibrismo, en recursos fonosimbólicos, en neologismos y en la rebelión como armas frente a lo establecido, en un intento de superar lo incomprensible, para deshacer y desintegrar una realidad que, por imperfecta, se le hace, en muchas ocasiones, inadmisible.
“Las edades del alma” es la aceptación final del significado más franco de la existencia, la comprensión del universo, que no es otra cosa que llegar al nítido convencimiento de que estamos abocados a la muerte y al olvido, y que el único pulso real, preciso y verdadero es el de la inmortalidad que habita en el alma más allá de la fugacidad de la vida: “Queda también el insomnio de los años” (pág.36), “Estéril será todo enraizamiento / con la vida terrenal” (pág.41).

lunes, 11 de julio de 2016

 AUTORES: Juan Emilio Ríos Vera, Aicha Bassry, Fatima Zahra Bennis, Soledad Iranzo, Filomena Romero, Encarna Lara,Pilar Quirosa Cheyrouze León Cohen Mesonero,Teresa Iturriaga Osa... (pag. autores)


viernes, 8 de julio de 2016

AURA DE LUZ Y AGUA de Francisco Vélez Nieto.
Guadalturia Ediciones. Sevilla.

Por Paloma Fernández Gomá


Son cincuenta y siete los poemas que componen el libro Aura de Luz y Agua del poeta y crítico literario Francisco Vélez Nieto; y como nos dice el autor en el inicio del poemario se trata de una meditación sobre nuestra civilización, cada día más embrutecida, desde esta afirmación que comparto, Francisco Vélez Nieto nos deja sus poemas de agua y luz como una fuente de renovación que reconduce la razón y aviva el camino hacia una introspección decisiva sobre nuestra existencia.
El poeta nutre la vida con el bálsamo de su poesía , y así lo hace Vélez Nieto con sus versos espléndidos y abiertos a la existencia, desde una palabra auténtica y transmisora de sensaciones, junto a valores anclados en la página del libro y que van más allá de lo que implica una primera lectura.
El hombre y la naturaleza, el Mediterráneo ( ventana abierta al mundo y a nuestro poeta), el agua, la luz, el tiempo ( poema La fuente de la edad), el mar o el desierto son foco de sus versos.
La vida en sí misma es fuente de transmisión o palabra viva en el poemario que comentamos.
“Las palabras para el poeta deben ser sustancia, aspiración...” nos dice el poeta; y en poemas como Frente el espejo del agua o El niño que la sed calma, se mantiene el mensaje de vida en un equilibrio de armonía siempre patente y reflexivo.
“Viene la luz cargada de colores”siendo la fuerza que inunda el poema Tras la lluvia.
En el poema Otoño con perlas sobre hojas de cobre, es el viento y su caricia los que planean en los versos y siembran de belleza otoñal el pulso de la vida.
Siempre la vida, la luz y el agua emanan versos que filtran el aire con una comunicación grave, justa y unánime en los poemas de Vélez Nieto; siendo así su poesía el pulso maduro que presiona el latido de las palabras y desata el eco que llevamos dentro de nuestras conciencias, allí donde se percibe la voz del tiempo, la denuncia antigua de un pasado inequívoco donde se funde la atmósfera de una naturaleza única para todos los hombres y la ley natural permanece intacta.
Nuestro poeta tiende un puente sobre “ la edad de los ríos” donde habita el agua de su poesía, siempre serena, directa, penetrando
“el bosque de abetos y campiña”, mientras “suena el despertar” y nos enfrentamos a la realidad de todos los días en la que la poesía es un pasaporte necesario hacia la reflexión.
En el epílogo del libro Vélez Nieto escribe: ¡ Oh dios todopoderoso no encargues el arca a quienes atesoran Don dinero!” haciendo así una llamada de atención directa y penetrante para reclamar justicia.
Aura de luz y agua es un grito silencioso en perfecta sincronía, donde los versos son instrumento de protesta y se proyectan todas las denuncias posibles que sostienen el germen de la regeneración del hombre y su mundo hacia una convivencia mejorable, en la que el Humanismo debe ser en todo tiempo y lugar Solidario.
Nuestro poeta se sirve de la poesía como medio catalizador de las conciencias. Su lenguaje abierto y apacible llega a todo aquel que lea las páginas de Aura de luz y agua.
La vida es una copla y nuestros momentos los vivimos como Coplillas del camino ( título del poema pag. 38):
“ Sin barca soy marinero/ con tatuajes de ayer/ viviendo sólo recuerdo./.../ Pétalos que lleva el viento/ la espina queda de duelo/ el dolor siempre por dentro./.../Sueños que la noche mece/ deseos que el alba levanta,/ mientras el día se decanta./ En el cristal reflejada/ la música es todo agua/ suave azul tu mirada./



sábado, 2 de julio de 2016

El libro Las edades del alma de Paloma Fernández Gomá publicado por Ediciones Torremozas, en la Biblioteca de la Universidad de Stanford .
 Enlace:  https://searchworks.stanford.edu/view/11672665 

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jueves, 23 de junio de 2016

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COMPOSICIONES ARTÍSTICAS DE YOUNES HAMIDI 
( MEQUINEZ -MARRUECOS)

Composicion inspirada en la naturaleza, tiene como base la fotografía que hice de un árbol y sus raíces en el Parque de los Alcornocales. Yuones  Hamidi ha intercalado mi foto y unos frutos (nísperos) que hacen de sol improvisado.
Mostrando Paloma Fernandez Gomá composicion1.jpg
 La segunda de las composiciones, con mi imagen en un extremo, establece un halo de romanticismo, donde la danza, los libros, un viaje, el puente, la silueta de una sirena y el paso de un carruaje invaden la escena y nos trasladan a un paisaje único en percepciones


Alegoría de Younes Hamidd sobre el libro de poemas Las edades del alma. Paloma Fernández Gomá  junto a Pilar Quirosa Cheyrouze y Rachida Gharrafi.



sábado, 18 de junio de 2016


RESEÑA DEL LIBRO ESPACIOS OBLICUOS
Publicado en FOCO SUR  (Almería) por Pilar Quirossa Cheyrouze

ESPACIO LITERARIO

“Espacios oblicuos”. Paloma Fernández Gomá. Devenir Poesía. Número 266. Madrid, 2015.

Paloma Fernández Gomá, poeta madrileña afincada en Algeciras desde 1969, autora de los libros de poesía “Sonata floral” (Premio de Poesía Victoria Kent, 1999), “Senderos de Sirio”, Cáliz amaranto”, finalista del premio Andalucía de la Crítica 2005, “Desde el alféizar”, “Ángeles del desierto”  “Acercando orillas”, entre otros, se sumerge en estos “Espacios oblicuos”, poemario editado por Devenir, donde perviven los claroscuros del tiempo y el paso de las estaciones. La naturaleza cromática marca un rumbo definido a través de posos de silencios, donde deja su estela la existencia. Ritos iniciáticos y apuntes de levedad van convidando al caminante a conocer el juego imperioso de los sentidos. Dos orillas elevadas en el canto de la tierra, discurriendo por la senda del agua, donde “languidece, en lentitud, la extrema oquedad de las piedras”, dando carta blanca a amplios avatares de cimitarras y estandartes, de leyendas y piélagos atravesados por valles, brisas, llanuras y mareas, donde el aire reclama la ascensión de una luz redentora y la noche se hace eterna para recibir pulsiones y mensajes. Preguntas que atraviesan la materia primigenia, cuando se sabe que es preciso rescatar el verbo necesario, pese a que “dormirá su futuro en el limo/ vacío de aliento/ sumido en la derrota”. Caminos que atraviesan un sendero donde la palabra emerge y se convierte en antesala de claridad, cuando “una voz amasada de fragmentos ciñe la singladura”, un eco circular para el navío que atraviesa los cauces que le llevan a su destino, donde el ángel se perpetúa en referente de esperanza, donde las siete puertas de la medina tetuaní establecen el canto y la nostalgia en el devenir de los días, amparados por la lluvia, entre presagios y atardeceres. La intensa geografía de Tánger, Chaouen, Larache, “la paz de las sendas vaticinan/ el regreso de los cántaros ya colmados/ hacia la sombra que aguarda en el poblado”. Mientras navegamos hacia la otra orilla, el puerto de Algeciras, donde aparecen “traíñas cruzando la bocana”. Y la tierra nos recorre con imágenes llenas de intensidad, vareando almendras, junto a un campo de cerezos, “siempre el ayer,/ se vuelve presente/ envuelto en lluvia de abismos”, junto al roble envejecido y machadiano, dilatando el momento de reconstruir esa memoria deshabitada que se llena de repente, renovándose en medio de la nada, a pesar del insomnio de las horas, a pesar del miedo a lo ignoto, “y de nuevo la noche/ y su eco de eternidad”, el regreso al origen, crisol de olas tras las huellas de la vida, más allá de la erosión del tiempo, del desplome de la realidad y el vértigo de los días, resquicios que queman como la lumbre y se internan por la intrahistoria de las horas, las que no regresan, cuando sabemos que “el magma es plegaria/ que conduce el fuego hacia su exterminio”. Esperando que regrese, renovada y clemente, la luz del alba.

miércoles, 1 de junio de 2016

PRESENTACIÓN DEL LIBRO "EL COLOR DE LA MEMORIA" DE JOSÉ SARRIA EN ALGECIRAS.
 El pasado día 27 de mayo tuvo lugar en el Centro Documental José Luis Cano de la ciudad de Algeciras la presentación del libro EL COLOR DE LA MEMORIA de José Sarria, que contó con la presencia de la Concejala del Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Algeciras Doña Pilar Pintor Alonso. El autor estuvo acompañado de las palabras de Paloma Fernández Gomá, que habló a los presentes de la obra de José Sarria, y de la familia literaria del autor en Algeciras: Juan Emilio Ríos (director del Ateneo José Román), Luis Alberto del Castillo (cronista de la ciudad de Algeciras), de la poeta e investigdora Mar Marchante y de otros auotres algecireños que compartieron la tarde con el público asistente, manifestando así el calor con el que es acogido en esta ciudad José Sarria.
Juan Emilio Ríos, José Sarria, Pilar Pintor, Paloma Fernández Gomá y Luis Alberto del Castillo. Al fondo el retrato de José
 Luis Cano
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EL COLOR  DE  LA  MEMORIA  de José Sarria. Colección Manantial. Priego  de Córdoba.
Por Paloma Fernández Gomá

José Sarria es ya conocido por todos los aquí presentes y muchas otras personas del mundo de la cultura de Campo de Gibraltar. Es un hombre de ciencia dedicado en alma y cuerpo a la poesía; porque cree en la poesía como un valor necesario para que el hombre se sienta hombre. 
Ha publicado numerosos libros de poesía y escrito ensayos, así como crítica literaria, sin olvidar la narrativa. Es secretario general de la Asociación Colegial de Escritores de España, sección de Andalucía y reputado conferenciante. 
Un hombre comprometido con su tiempo y defensor de valores. 
Su último poemario supone un recorrido antológico por su obra y ha sido editado por el Excmo. Ayuntamiento de Priego de Córdoba, en su colección Manantial. 
El color de la memoria, título del poemario que hoy presentamos, me suscita el siguiente interrogante: ¿Tiene color la memoria o quizás cada uno de nosotros le ponga color a su propia memoria?. Ante esta disyuntiva me adentro en el libro y al ir leyendo los poemas concluyo en un pensamiento, que siempre tuve sobre la obra de José Sarria: Su poesía está abocada a la interculturalidad, tiene ese color ocre-verdi-negro de nuestros ancestros. En las páginas del libro tenemos citas del poeta Adonis, Antonio Gala, del libro El Catar de los Cantares, de José Ángel Valente, César Vallejo o Mari Luz Escribano, entre otros; que dan soporte a la idea esencial del poemario desde la convocatoria unánime de sus ideas, para subrayar un esquema abstracto de sensaciones vividas a pie de página en cada una de las hojas de este libro, que se adentra en el destino y reclama una senda de posibilidades más allá de las fronteras. 
Mi voluntad se traslada en el tiempo y sin pensarlo evoco el poemario Sefarad, uno de los primeros libros del poeta; en el que el mundo sefardita despierta de su sueño de siglos y se incorpora a nuestra última actualidad de la mano nuestro poeta. 
También la literatura de la orilla magrebí está latente en nuestro autor con una mirada introspectiva, siempre acertada, que rescata y, o actualiza toda una literatura, que en su mayoría ha permanecido silenciada por diferentes motivos . Mas no quisiera trasladar esta valoración sobre la obra de Sarria hacia un aspecto solamente literario- poético, obviando otra de las facetas que cultiva Sarria, me refiero al ensayo, actividad en la que ha dado sobradamente cuenta de ser, toda una referencia. Recordemos pues la antología Calle del agua (editorial Sial), junto a otros destacados colaboradores, y que constituye una referencia de consulta académica y cultural. 
Así pues desde esta perspectiva ensayística José Sarria lleva a cabo toda una recuperación de autores magrebíes, como Mohamed Bouissef Rekab, Abderramán El Fathi, Aziz Tazi… 
Y ahora adentrémonos en el libro que nos ocupa y naveguemos en las aguas de su poesía, donde hayamos poemas que son indispensables para entender la literatura hispano magrebí y a sus autores, siempre a través de los versos de El color de la memoria. 
El poeta, José sarria, observa, siente y escribe la realidad del mundo de la otra orilla, desde una poesía sensitiva y de observación, que intenta recuperar una realidad cercana, a la que en todo momento hemos permanecido unidos; así pues nuestro autor rescata del olvido muchos de los nexos de la historia vivencial que unen y han unido las dos orillas del Estrecho de Gibraltar o del Mediterráneo. 
El libro consta de cuatro apartados: 

Las raíces del agua 

Canciones sefarditas 

Al-Andalus: el paraíso 

Donde habita la memoria 

De estos cuatro apartados escogería algunas palabras, palabras claves diría yo, que son base indispensable para interpretar el poemario y a la vez encierran el contenido último de una reflexión que se extiende a lo largo del todo el poemario: Aproximación. 
Las palabras que sostienen esta base aproximativa serían: 
Guadalquivir, palabras, Sur y orilla; contenidas en el apartado primero y que trasladarían la idea de unión desde un planteamiento geográfico, de léxico y, o sensitivo.
Cito estos versos:
” Volví la vista de siglos y contemplé al instante cómo/ mi fecundidad fue patria de reyes tartesios y de/ legiones romanas” “… el murmullo del agua en las acequias, / el sustento de los geranios/ y la patria común de la palabra.” “ En aquellos días el Sur/ no era punto / en el itinerario de los mapas…””…alcanzando la otra orilla/ que me faltaba.” 

En el segundo apartado citaría las palabras: Testamento, valle de Hebrón, salmos, música y estrellas, que enfatizan el recuerdo oxidado de una memoria depositada al otro lado del Mediterráneo. 
Leo los siguientes versos:
“Entre sueños, despierto/ con el pensamiento de que no volveré/ a compartir tu mesa.” “ Toda tú eres la luz de Hebrón/ sobre olivos y campos de palmeras. La luz/ de la tarde apacible que acaricia/ con olas de colores…” “ La música me abraza,/ en su resurrección/ se agrupan las victorias.” “ Más de una noche miro las estrellas./ su número es ingente/ como la arena…” 

Medina, agua y el teatro Cervantes serían vocablos imprescindibles para el tercer apartado, donde Al-Andalus reaviva su recuerdo. 
Recojo los versos:
“ Es el agua , que como levadura/ erige sus montañas de palabras” “…y dediqué mi tiempo en Medinat Al-Zahra/ a comprender la voz de los sufíes…” “ …la puerta cerrada del viejo/ teatro no sucumbe a los envites/ del tiempo…” 

Memoria, tarde, infancia y cielo componen un vocabulario constructivo, insertado en el último apartado: Donde habita la memoria, porque la memoria interpreta, recuerda, suscita, vive y revive los recuerdos y los hace presente; así consta y se lee en los versos:

“ …Ésta es mi morada: la casa de un hombre, de/ candor inagotable, que aún espera el prodigio de/ los primeros soles.” “…Allí está. He visto cómo me mira y sonríe. No se/ ha ido. Espera en aquel preciso santuario,…” “ …Aquella es el Sur , huerta del cielo, patria de/ mi corazón y lugar en donde nacen las raíces del agua.” 

Desde esta perspectiva nos adentramos en el contenido del libro en el que el recuerdo-emotivo se revela como centro de los poemas, encerrando un mensaje de consistencia y siempre perenne en la obra de José Sarria, que habla esencialmente de Solidaridad. 
En el mensaje poético humanista de la obra de nuestro autor; el hombre toma la palabra y la transmite para descifrar su futuro y contar su historia. 
En este periodo histórico cultural en el que vivimos, donde los valores se tambalean, es necesaria una obra como la de José Sarria, en la que el hombre recobra el pulso de su historia y le pone color a su memoria, para que nuca se pierda y quede por siempre su testimonio. 
Para Sarria, jefe del equipo de redacción de la revista Dos Orillas, que pronto verá publicado su último número; el hombre se apodera ( toma la palabra) de su propia historia, así pues asistimos en los versos del libro, al empoderamiento de la palabra, para hacer uso de la misma revelando un pasado histórico, como ya dijera el escritor humanista José Luis Sampedro: 
“Cuando digo Humanidad no exagero, porque creo que Humanidad no hay; hay seres humanos. Llevamos dos mil años desde la Antigua Grecia, se ha progresado técnicamente de una manera fabulosa, casi inverosímil pero seguimos matándonos unos a otros, no sabiendo vivir juntos en este planeta. 
Hay una cosa que me preocupa: hasta qué punto se están destruyendo valores básicos. No hablo ya de derechos humanos, sino de la justicia, la dignidad, la libertad que son constitutivas de la civilización.” 

Nuestro poeta, nuestro ensayista y pensador José Sarria encierra en su libro valores que construyen la identidad del hombre. 
Como persona comprometida con sus ideas, Sarria es uno de los promotores y fundadores de la corriente de pensamiento Humanismo Solidario. Les invito a que lean los versos de El color de la memoria para que sientan de cerca lo mucho de compromiso y poesía que encierra este libro.
Yo me quedo  con estos  versos:
El recuerdo es el  tiempo  detenido
en un lugar preciso
donde, jóvenes,
por  un instante fuimos
eternos, invencibles, inmortales:
alfaguara donde acudían
las gacelas de los  primeros años
a beber de sus aguas,
aún puras del  fuego y las heridas.