CENTÓN CON VERSOS DE PALOMA FERNÁNDEZ GOMÁ
Estudio realizado por el profesor Antonio García Velasco
(publicado en la revista digital de Literatura y Crítica Literaria "Papel Literario" )
Estudio realizado por el profesor Antonio García Velasco
(publicado en la revista digital de Literatura y Crítica Literaria "Papel Literario" )
Digresión inicial
Existen tendencias críticas tan variadas
como bien clasificadas. Pero ni voy a enumerarlas ahora –que ya las tengo
comentadas a propósito de más de una publicación- ni voy a encuadrar mi
artículo en ninguna de ellas. Ni siquiera en la llamada crítica artística, en
la que el autor vuelca su modo de sentir ante la creación poética que ha leído
y degustado, haciendo una nueva creación literaria, una creación provocada por
la creación. Juan Ramón Jiménez, por ejemplo, practicó este género y nos dejó
páginas con gran valor lírico. Anatole France afirmaba defendiendo esta
tendencia que “es buen crítico el que cuenta las aventuras de su alma en el
seno de las obras maestras”. Hoy se diría que el crítico impresionista, o sea,
el que escribe siguiendo esta modalidad, lo que en realidad hace es tomar el
poema, el libro como pretexto para expresar un parecer, un sentir que bien poco
“ilumina” al lector sobre si debe buscar o no la obra “criticada”, o sobre en
qué valores se sustenta. Y eso sin contar con que, a veces, los críticos
consiguen una obra superior al texto que les inspira y, otras, caen en una
palabrería vacua e inútil. Podemos buscar ejemplos en muchos prólogos o muchas
introducciones a libros que se pidieron a un autor notable y, éste, por no
negarse, solicita auxilio a las musas de la palabrería literaria y entona un
“canto” en prosa pretendidamente poética que sólo demuestra el compromiso en el
que se ha visto.
Introducción y
propósito
Pero dejemos la digresión y vayamos al
grano que nos ocupa: he emprendido una especie de aventura crítica o de
homenajes consistente en acercarme a un libro de poemas o a una antología de
obra poética por medio de un divertido juego literario: el centón de generación
aleatoria. ¿Qué puede revelarnos un centón sobre el autor o autora del que
toman sus versos? Puede que nada –y entonces jugamos sin otras pretensiones. O
puede que mucho –así ocurrió con un anterior centón homenaje a Juan Manuel
González-, ya que, según la lectura que hagamos del mismo y, partiendo, por
supuesto, del conocimiento de la obra del poeta, cabe la posibilidad de que se
pongan en evidencia tanto sus aciertos como sus faltas. De cualquier forma, los
centones que me ofrece Hescrea –ya he hablado de esta herramienta de escritura
creativa- constituyen una hilarante manera de jugar con la literatura,
homenajear al autor del que se parte, recordar el modo de la creación dadaísta
o/y surrealista, abrir la mente y la sensibilidad lírica ante las combinaciones
del azar y, a veces, hasta leer verdaderas combinaciones de indiscutible
calidad o absurdo.
Autora, versos y
centón
En el 2007, Paloma Fernández Gomá
publica Ángeles del desierto (colección Ancha del
Carmen, Ayuntamiento de Málaga, dirección de José García Pérez). Recibo el
libro en el 2008, con dedicatoria de su autora. Entre tantos asuntos
pendientes, hablar de esta obra. Y lo hago ahora valiéndome de un centón con
sus versos.
Tomo, pues, cuatro poemas del libro y
los someto a los algoritmos de Hescrea. El resultado es el siguiente:
ÁNGELES DEL DESIERTO
DEL CERCANO ORIENTE
Viviendo sus poros el
anhelo de la espera,
en el flujo de las
corrientes,
esparciendo la fruta del
sustento,
reposan las ausencias.
Entre las olas se
augura el dolor,
la última quimera
en el flujo de las
corrientes.
Fue trasladada por
ángeles
en cierto vuelo,
así, fue derramada la
púrpura de la opulencia.
Los presagios vacían
las lindes.
En el fulgor de las
estrellas,
Alejandría hubo de
trasladar su imagen,
fijar su aliento
sin reparar en la
inerte hostilidad.
El ámbar se nutre de
luz
allí donde las
estrellas son venero que
derrama todas las
sombras.
Los presagios vacían
las lindes.
Salpicando sobre la
arena
desde Estambul
hubieron de partir navíos,
acantilado de
silencio,
cabalgarán los jinetes
de la arena
vaticinando hallar
vidrios de destello.
más allá del ritmo del
agua.
Los presagios vacían
las lindes
y dejan su huella en
los surcos;
así, fue derramada la
púrpura de la opulencia,
preludio del lastre de
las sirenas.
Abandonado quedó el
empuje.
Comentario
He corregido sólo signos de puntuación;
mayúsculas o minúsculas, según correspondieran en consecuencia con tal puntuación,
y alguna que otra partícula –preposición, conjunción o determinativo. Después
de la lectura y valoración, he sometido el resultado al algoritmo del recuento
silábico para apreciar su métrica: el número total de versos es 30, que se
distribuyen de la siguiente manera:
Versos de 5 sílabas: 2
Versos de 6 sílabas: 1
Versos de 7 sílabas: 1
Versos de 8 sílabas: 3
Versos de 9 sílabas: 7
Versos de 10 sílabas: 4
Versos de 11 sílabas: 3
Versos de 12 sílabas: 3
Versos de 13 sílabas: 2
Versos de 14 sílabas: 2
Versos de 16 sílabas: 2
He de decir que nos refleja –más o menos
pálidamente- los tipos de versos que emplea Paloma en su libro. De hecho, una
muestra de 172 de sus versos nos da el siguiente resultado:
Versos de 2 sílabas: 1
Versos de 3 sílabas: 2
Versos de 4 sílabas: 4
Versos de 5 sílabas: 8
Versos de 6 sílabas: 14
Versos de 7 sílabas: 19
Versos de 8 sílabas: 24
Versos de 9 sílabas: 22
Versos de 10 sílabas: 31
Versos de 11 sílabas: 21
Versos de 12 sílabas: 11
Versos de 13 sílabas: 7
Versos de 14 sílabas: 5
Versos de 15 sílabas: 3
Versos de 16 sílabas: 1
Tanto en un caso como en otro –centón y
muestra-, podemos observar las oscilaciones métricas: no se centra la autora en
un ritmo concreto -7 y 11 sílabas, por ejemplo, 8 sílabas, 6…- sino que se deja
llevar por el fluir expresivo sin excesiva preocupación por la fijación
métrica. A veces, el juego por conseguir un ritmo, con independencia de la
regularidad métrica, queda de manifiesto, como en el siguiente ejemplo:
En aquel reflejo se auspiciaba el mar
13 12
quedando distante la
cadencia 10 10
de hojas,
3 2
de luz quebrada, 5 5
de vientre desalentado, 8 8
de légamo. 4 3
(El primer número refleja las sílabas
reales, el segundo, las métricas). El primer verso, con sus doce sílabas parece
marcar el tono, que continuaría con la unión del segundo (10 sílabas, más el
tercero, dos sílabas) y aun podría seguir mediante una pequeña modificación:
uniendo el cuarto y quinto. Pero la autora ha preferido basar el ritmo en la
anáfora enumerativa “de hojas, / de luz quebrada, / de vientre desalentado, /
de légamo”. También podríamos hablar de versos libres, con lo cual sobrarían
todas las consideraciones sobre la irregularidad métrica.
Final
Y volvamos a nuestro centón. El título
recoge no sólo el del libro sino también un tema muy frecuente en la autora: el
cercano oriente, el norte de África, el mundo magrebí y, en general, musulmán.
El poema resultante posee tonos oscuros, si se me apura, trágicos: en el libro de
Paloma encontramos naufragios, desembarcos de muerte, panoramas humanos de
dolor que harán decir a la autora: “Tendamos la palabra /
para estrechar horizontes / hasta hacer brotar el manantial de la razón, / que
las manos trencen la red del verso / donde habite una luminaria de paz, / un
Estrecho de esperanza / donde haya de germinar la vida”. Por otra parte,
también en el centón ha aparecido Alejandría y Estambul, el mar y la arena, el
dolor y las carencias, paradigmas de su obra poética.
Lucha Paloma Fernández Gomá por el
acercamiento de los pueblos –la revista que fundara y que dirige “Tres orillas”
es una prueba fehaciente- y de las personas (militancia en la Asociación de
mujeres progresistas Victoria Kent). Sus versos ponen de manifiesto sus preocupaciones
humanas y sociales. El centón, reitero, no está lejano –ni en tono, ni en
temática- de la obra de la autora. Podríamos comentarlo más extensamente en
otra ocasión.
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