“Ave de mí. Palabra Fugitiva “, antología poética (1951-2008) de
Pilar Paz Pasamar. Estudio de Ana Sofía
Pérez-Bustamante Mourier
Por Paloma Fernández Gomá
Ave de mí, palabra fugitiva (poesía
1951-2008). La vida y obra de la poeta Pilar Paz Pasamar son estudiadas a través de la mirada crítica de
Ana Sofía Pérez- Bustamante Mourier,
profesora de la Universidad de Cádiz, quien también presta su cuidado a la
edición de esta obra editada por el
Ayuntamiento de Cádiz y la Fundación de Cultura de la Diputación de Cádiz.
Estamos ante una obra
completa y exhaustiva de la poeta
Pilar Paz, nacida en Jerez de
la Frontera el día 13
de febrero de 1933, cuya poesía es emanación e interiorización en
la realidad y su misterio, donde la palabra, la belleza y los momentos diarios son expresiones del alma. Su poesía
bebe de San Juan de la Cruz y de
Juan Ramón Jiménez, que como nos explica
Ana Sofía Pérez-Bustamante en su
estudio, en los años 50 deslumbró
al poeta de Moguer y fue avalada por Carmen Conde.
El primer libro de Pilar Paz fue
Mara escrito entre 1948 – 1951 en una línea postsimbolista. De este libro destacamos los versos: ¿Dónde
voy yo, Dios mío,/ con este peso
tuyo entre los brazos?/ ¿Para qué has designado/ mi pobre
fuerza a tu cansancio inmenso?/ Si quieres descansar, descansa en otros.
Versos estos que impresionaron a Juan
Ramón Jiménez.
En 1954 ve la luz su poemario Los
buenos días, donde
la introspección despeja aspectos muy
importantes dentro de una línea de
marcado carácter metafísico.
Ablativo amor en 1956 se abre a un cancionero amoroso
constituido por dieciocho sonetos en
los que se dialoga con los clásicos y
con un recién descubierto Miguel Hernández. Estamos ante poemas abiertos, que diseñan el itinerario ideal de un amor humano o tal
vez un Amor – Poesía, como
Juan Ramón Jiménez o Pedro Salinas
(apunta Ana Sofía Pérez-Bustamante).
Abreviado Mar, 1957 se publica en
Ágora, colección que dirige Concha
Lagos. Con este libro nuestra
autora se despide de Madrid para
ir a vivir
con su marido a Cádiz. Según la
autora nos señala Ana Sofía, este libro
quiso ser un cancionero feliz de
reencuentro con su tierra natal, dentro de
un marco de interiorización retrospectiva y de signo
metapoético.
La soledad contigo, publicado en 1960 en
la colección de los hermanos Antonio y Carlos Murciano ( Arcos de la Frontera). La primera parte de este poemario es un romancero y cancionero de
la maternidad. Es el primer libro que se
aleja de la metapoética. Las
imágenes telúricas y la tierra madre como símbolos
centran el propio marco
cosmogónico de la autora.
Será Violencia Inmóvil publicado en 1967 una determinada apuesta hacia el
exterior, dejando el mundo familiar y doméstico. Este poemario se centra misterio
de la vida: la ciencia y una
desconfianza habitual en los poetas de la década de los 60
(sociales y no sociales) fijando la
palabra como instrumento
de comunicación y conocimiento.
Pasados quince años Pilar Paz Pasamar
publica La torre de Babel y otros
asuntos, ya en el año
1982. El libro refleja una etapa dura en la vida
de la autora, que recurre a la
lectura de la Biblia para refundar su
propia poesía. Recurre a la Torre de Babel
y abre los espacios del Génesis para situarse ante un paraíso
perdido. Va tejiendo un diálogo
con Dios, integrando a la mujer
en la creación del mundo; incorporándose
así a la proyección de la
escritura femenina en los comienzos de
la década de los 80.
Textos lapidarios en 1990 incorpora los poemas
narrativos a su obra, a modo de
monólogos entre personajes
pertenecientes a las tres culturas medievales. En este libro se integra el relato La Dama de
Cádiz. Sumándose, pues nuestra autora al
“mester andalusí”.
Philomena de 1994 denota la
serenidad e inspiración que se
instalan en nuestra poeta,
elevando la palabra a escenarios de oración y revelación de valores eternos.
En la
colección Ángaro se publica en Sevilla y en el
año 2000 el libro Sophía. Marcado por la muerte de su marido
está escrito desde el dolor que conlleva su pérdida.
El
año 2008 conoce la última
entrega poética de Pilar Paz, Los niños interiores, editada por Calambur. La vida sobrevuela las páginas de este poemario, donde
se desvela lo mucho que de infantil
hay en nuestro interior. L a voz de la infancia se mezcla con temas actuales como pueden ser internet, y se aprecia
una contraste intensa y marcada entre la inocencia
del niño y el mundo de los adultos, donde la amargura amasada por el silencio que
transmiten los años vividos juegan un
papel muy importante como interlocutor
de sentimientos.
El
estudio que hemos abordado llevado a cabo por Ana Sofía Pérez-Bustamante
ha contado con la revisión de la propia autora, siendo quizá esta la mejor prueba de que nos
encontramos ante una obra que ofrece la bella y palpitante trayectoria poética
de Pilar Paz, quedando así preservada,
para que pueda ser leída en el
devenir de los años. Pues pasará la vida, pero quedará la palabra, el
verso vivo de Pilar Paz Pasamar como
muestra indiscutible del valor de la
palabra ante el tiempo
que pasa junto a nosotros arrastrándonos tras sí; queden algunos versos
del último libro de Pilar Paz Los
niños interiores, escritos en Grazalema donde acudió nuestra poeta para encontrase
con su hija, y con un tiempo que
transcurre junto a la naturaleza que se muestra viva en cada uno de sus días; para hallarse con un tiempo
indefinido o pretérito donde habitan los
“niños
interiores” de cada uno de nosotros.
Leamos pues:
Frente a la noche inmensa, frente a los altos riscos,
donde todo lo vivo bulle
y cambia y transforma,
la ceniza y el hueso son abonos fecundos,
fango y piel del detritus que se hará primavera,
toda hecha de silencios continuos, precavidos,
átona e inconsciente
sinfonía que vuela,
todo huésped sumiso a reglas maternales,
y en hora exacta, el hecho prodigioso:
Reclama ya su turno la
Escondida…
¡La casa enfrente que
en silencio vuela!
Una amplia y escogida selección de todos los poemarios de Pilar Paz tienen una cita en
este volumen donde sus versos
son un claro exponente de la obra de
una autora que ocupa por derecho propio un sitio
de honor en la literatura de Andalucía.
No
quisiera despedir esta cita con Pilar Paz, sin antes recordar unos versos aparecidos en su
libro Torre de Babel y que fueron dedicados a la amistad habida con Trina Mercader,
exponerte de la interculturalidad
entre España y Marruecos y que nuestra
poeta expresa de la siguiente forma:
Trina, tu trino trinaba
Allá en Tetuán.
Almotamid
desde el cielo te
miraba.
Trino que cantaba a solas,
jilguero de soledad.
Ahora, Granada,
no tienes,
Mas senda que el
Mirahab.
Trina Mercader marcada
por sukum y alif, por
Lam-
bas y puntuaciones
de la estrella califal.
Trina bebimos el vaso
caliente de la amistad
en la tarima
de un barrio
moro. Mohaned Sabbag
y Pío…¡Qué separados
el Arno
del arrayán!
Amigos, fuimos amigos
tan sólo de la amistad.
Tú con tus
sonetos suenas,
trinas, cantas. Canta,
Trina,
tu pimpante soledad.
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