ELEUSIS DE MIGUEL FLORIÁN
Por Paloma Fernández Gomá
Por Paloma Fernández Gomá
Eleusis última entrega de Miguel Florián, Ocaña ( Toledo) 1953, poeta de hondo calado lírico que desde sus poemas de marcado signo intimista desvela la verdad circundante en torno a una perspectiva trascendente e íntima que va más allá de lo simplemente observado, para concluir en una perífrasis existencial de sensaciones y pluralidad compartida; todo un retablo metafórico de imágenes esculpidas en la memoria de un autor diferente, que se aparta de tendencias o estilos para escribir su poesía, con la única convicción de que el poeta es singular en su concepción y libre en su expresión, capaz de transmitir un pensamiento, unas sensaciones o un ideal identificativo marcado en su obra, propio de sí mismo que se hace partícipe activo del lector para comunicar el verso nítido y transparente, capaz de cambiar el mundo o de nutrir un enigma encerrado en cada pensamiento, que suscita derroteros distintos, a modo de placebo, capaz de ir cambiando el momento circunstancial de nuestras vivencias para obtener un núcleo de simbolismos que osen cambiar la realidad.
Desde esta apertura lírico intimista de signo reflexivo, abordamos el poemario Eleusis de Migue Florián, que dividido en cuatro apartados, suma un total de treinta y siete poemas.
La luz del crepúsculo, los frutos, el mar, los barcos sobre el horizonte, el tiempo detenido, la alcoba o las palabras que el poeta dice haber aprendido en una edad distinta que dejó de ser suya; conforman el primer apartado que con una cita de Luis Cernuda :
porque algún día seré todas las cosas que amo, dando cabida a los once poemas de este apartado de reflexión donde los recuerdos: instante vividos, que forman la experiencia de nuestro poeta, que con un intenso calado neorromántico nos deja versos que inducen al misticismo, tales son:
Las voces se reúnen en una sola voz,
descifro la avaricia del mar, las gaviotas,
la humedad de la lengua sobre el alma,
las risas de los niños que traman el destino.
(pag.24)
Igual que henchida la cereza pende
de la rama, y y se adensa en la luz,
te estremeces en la brisa callada
que mueve los cabellos. Es el ala, dijeron
cuando niño, de un ángel que pasa junto a ti.
(pag.10)
Ya en el segundo apartado, el poema Estigma, abre el contenido de los catorce poemas que lo conforman. Es pues Estigma, la señal que dejan loas cosas grabadas en el alma, a las cuales que acude el poeta para ver en estas cosas, un mensaje que va más allá de lo meramente material.
Sea pues el recuerdo de su padre un interrogante que custodia la materia a través de elementos naturales como un olivo o a través de elementos inasibles como es el mes de mayo o de objetos que salen de la mano del hombre como es el caso del tren; para que se establezca un intercambio de sensación- poema-recuerdo y que Miguel Florián perpetúa en su memoria trasladándolo a su poesía.
Ya en el apartado tercero el libro entra de lleno en el deseo placentero que deja el aroma, el tacto, el recuerdo de la mujer. Y leemos:
Nacerme en ti, irme extendiendo
como la yema blanca del naranjo,
romperme en flor y ser semilla,
fruto después,
y luego rama tuya
amada por el viento.
Con una cita de Empedocles de Agrigento:
He sido hombre, mujer, planta, pájaro y mudo pez que salta fuera del mar. Miguel Florián aborda el último apartado de este poemario, que lo fornan cuatro poemas: Eleusis, Purificaciones, Septiembre y Mediterráneo.
Eleusis, antigua ciudad del Ática griega donde se rendía culto a Deméter, da nombre al libro y nos pone de manifiesto el gusto de nuestro poeta por el mundo clásico.
De los antros surge la luz y Miguel Florián nos lo desvela desde este poema dividido en ocho estrofas que entonan el canto de la tierra: Logrosán, Almagrera, Villuercas y la protección de la madre, así como el regreso a un tiempo pretérito y el retorno a la infancia.
Escribe Miguel Florián:
Vuelve la tarde gris, el perfume del hinojo,
la tinta de las moras, también aquella ermita.
Caminaba de la mano de un niño que era yo
(pag.64)
Existo para ocultar la tiniebla,
el vacío que ocupo.
(pag.63)
Reúnete en mi tierra, y vuelve a edificarme.
(pag.66)
Oscurecemos lentamente.
Oscurecemos.
(pag70)
Septiembre es el poema donde la muerte da paso a la vida. Dividido en seis estrofas, el poeta acude a la búsqueda de la luz en la semilla que se oculta en la tierra. Para dar paso al poema Mediterráneo, que pone fin al libro y celebra el nacimiento de la vida.
Los poemas de Miguel Florián desde el versolibrismo guardan la perfecta armonía que requiere una poesía de rigor, donde el mensa¡je de los versos encierra códices de palabras ensambladas en imágenes, metáforas clarividentes y vocabulario que roza la
perfección en busca de la idea, conjugándose así un poemario lleno de sutileza, de gran belleza sonora y de transmisión de sentimientos más allá de la palabra.
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