sábado, 18 de enero de 2014

                                        ELEUSIS DE MIGUEL FLORIÁN



Por Paloma Fernández Gomá

Eleusis última entrega de Miguel Florián, Ocaña ( Toledo) 1953, poeta de hondo  calado  lírico que desde sus poemas de marcado signo  intimista desvela la verdad circundante en torno a una perspectiva trascendente e  íntima que va más  allá de lo simplemente observado, para concluir en una perífrasis existencial de sensaciones y pluralidad compartida; todo un  retablo  metafórico de imágenes  esculpidas en la memoria de un autor  diferente, que se aparta de tendencias o  estilos para escribir  su poesía,  con  la única convicción  de que el poeta es singular  en su concepción y libre en su expresión,  capaz de transmitir un pensamiento, unas sensaciones o  un ideal identificativo marcado  en  su obra, propio de sí  mismo que se hace partícipe activo del lector  para  comunicar el verso nítido  y transparente,  capaz de  cambiar  el mundo o  de nutrir un  enigma encerrado  en cada pensamiento, que suscita derroteros distintos, a modo de placebo, capaz de  ir  cambiando el momento  circunstancial de nuestras  vivencias para obtener un  núcleo de simbolismos que osen  cambiar la realidad.
Desde esta apertura lírico  intimista de signo  reflexivo, abordamos el  poemario Eleusis  de Migue Florián,  que dividido  en cuatro apartados,  suma  un total de treinta y siete poemas.
La luz del  crepúsculo, los  frutos,  el mar, los barcos sobre el horizonte, el tiempo detenido, la alcoba o  las  palabras que el  poeta dice haber aprendido en una edad distinta que  dejó de ser suya; conforman el  primer  apartado que  con una cita  de Luis Cernuda :
porque algún día seré  todas las cosas que amo, dando  cabida a  los  once poemas de este apartado de reflexión donde los recuerdos: instante vividos, que forman la experiencia  de nuestro  poeta, que  con un  intenso  calado neorromántico  nos deja versos que inducen al misticismo, tales son:
Las voces  se reúnen en una sola voz,
descifro la  avaricia del mar,  las gaviotas,
la humedad de la  lengua sobre el alma, 
las  risas de los  niños que traman el  destino.
                                                     (pag.24)
Igual que henchida la cereza pende
de la rama, y y se adensa en la luz,
te estremeces en la brisa callada
que mueve los cabellos. Es el ala, dijeron
cuando niño, de un ángel que  pasa junto a ti.
                                                      (pag.10)



Ya  en el segundo apartado, el  poema Estigma, abre el  contenido de los catorce poemas que lo conforman. Es pues Estigma,  la  señal que dejan loas cosas grabadas en el alma, a las cuales que acude el poeta para ver en estas cosas,  un mensaje que va más allá de lo meramente material.

Sea pues el recuerdo de su padre un interrogante que custodia la materia  a través de elementos naturales  como un olivo o a través de elementos inasibles como es  el mes de mayo o  de  objetos que salen de la mano del  hombre como  es  el caso del tren;  para que se establezca un intercambio  de sensación- poema-recuerdo y que Miguel Florián perpetúa en su memoria trasladándolo  a su poesía.
Ya en el apartado tercero el libro entra de lleno en el  deseo placentero que deja el aroma, el  tacto, el recuerdo de la mujer.  Y leemos:
Nacerme en ti, irme extendiendo
como   la  yema blanca del naranjo,
romperme en flor y ser semilla,
fruto  después,
              y luego rama tuya
amada por el  viento.



Con  una cita de Empedocles de Agrigento:

He sido hombre,  mujer, planta, pájaro y mudo pez que salta fuera del mar. Miguel  Florián aborda el  último  apartado de este poemario,  que lo fornan cuatro  poemas: Eleusis, Purificaciones, Septiembre y Mediterráneo.
Eleusis,  antigua ciudad del  Ática griega donde se rendía culto  a  Deméter, da nombre  al libro y nos pone de manifiesto  el gusto  de  nuestro  poeta por el  mundo clásico.
De los antros surge  la  luz  y Miguel Florián nos lo desvela  desde este poema dividido en ocho estrofas que entonan el canto  de la  tierra: Logrosán, Almagrera, Villuercas y la protección de la madre,  así  como el regreso a un tiempo pretérito y el  retorno a la  infancia.



Escribe Miguel  Florián:

Vuelve la  tarde  gris,  el perfume del  hinojo,
la tinta de las moras, también aquella ermita.
Caminaba  de la  mano de un niño que era yo 
                                                           (pag.64)
Existo para ocultar  la tiniebla,
el vacío que ocupo.
            (pag.63)
Reúnete en  mi tierra, y vuelve a edificarme.
                                                       (pag.66)



Oscurecemos  lentamente.

                        Oscurecemos.
                               (pag70)
Septiembre es el poema  donde la muerte da paso a la vida. Dividido  en seis estrofas, el  poeta acude a  la búsqueda de la  luz en la semilla que se oculta en la  tierra. Para dar paso al poema Mediterráneo, que pone fin al  libro y celebra el  nacimiento de la  vida.
Los poemas de Miguel  Florián desde el  versolibrismo guardan la perfecta armonía que requiere una poesía de rigor,  donde el mensa¡je de los versos encierra  códices de palabras ensambladas en imágenes, metáforas clarividentes y vocabulario  que  roza la 
perfección en busca de la  idea, conjugándose  así un poemario  lleno  de  sutileza, de  gran belleza sonora y de transmisión  de sentimientos más  allá de la palabra.

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