martes, 3 de diciembre de 2019





Matar poetas, Juan Cobos Wilkins. Fundación José Manuel Lara. 2019

Esta nueva entrega de Juan Cobos Wilkins es una mirada abierta al mundo, perfilando el entrono actual que habitamos, donde estamos sumidos en una extraña resaca de sueño invernal. Cobos Wilkins nos despierta de esta resaca, remueve las conciencias y dice matar poetas, para que la sociedad reaccione y los hombres hablen, escriban, diluciden y den salida a muchas cuestiones que  mantiene a las personas cautivas en las redes de un materialismo globalizado, que no da soluciones; sólo aumenta el ego de una sociedad adormecida por el consumismo. Matar poetas es cerrar los ojos y mirar a otro lado, eludir la realidad; ya que los poetas son una fuerza viva y esclarecedora que no conviene despertar, por lo cual lo mejor es anularlos para que no hablen.
Nos dice el poeta en la pag. 18 “Admitir que la muerte tampoco es para tanto./ Aceptar que la vida ya fue y no tuvo mis ojos.”
En el poema, No entiendo explicarte esta nada Wilkins llama a todo lo querido, que enmudece.
Pero el poeta continúa con otros poemas adentrándose en la búsqueda de poder asirse a un recuerdo, un tiempo, un amor por descubrir; siempre detrás de sus versos contundentes, buscando hallar una realidad recurrente, que cabalga junto a nosotros.
Encontramos poemas como: Intenta explicarme el eterno retorno de escribir, Intenta explicarme los temas de la obra, Intenta explicarme la vulnerabilidad, Intenta explicarme las ausencias, Intenta explicarme como sobrevivir a la noche, Intenta explicarme el daño, Intenta explicarme el tiempo perdido, Intenta explicarme la piedad.
Estos poemas llevan otros poemas, a manera de respuestas encadenadas, a las  cuestiones anteriores, para tratar de indagar en las ausencias, el daño, la piedad o el tempo perdido.
Leemos:” y tú estabas también/ en esa foto a solas con la Vida: eras/ya este poema que hoy se escribe/ y le escribes: corona/de espinas y luciérnagas…”
Las explicaciones efímeras o no concluyentes de las cuestiones anteriores se resumen en un “no intento explicarte”, porque quizás para nuestro autor y para sus lectores estas cuestiones planteadas en los poemas no tengan una explicación válida o coherente. Por eso nuestro poeta de manera deliberada recurre a predicamentos religiosos para interrogar a tantas preguntas, asuntos o interrogantes por resolver.
Estamos ante un libro singular ideado desde un pensamiento reflexivo, auténtico y abierto a la realidad que acontece, que no cierra los ojos, por el contario los abre, mira e interroga con bellos versos de crítica contenida, cuando no abierta a la sociedad, dentro de una lírica única de gran fuerza expresiva.
Estas connotaciones las vemos a lo largo de todo el libro y en versos tan clarividentes como “ Entra en ti, te posee,/lanza herrumbrosa que atraviesa el costad,/astilla ente la uña y la carne./Puño/que con toda su fuerza, con la vida, tu vida, golpea/desesperado el aire, lo golpea, golpea,/y los nudillos quedan por siempre ensangrentados de aire.”
Versos profundos de cierto matiz religioso: la herida en el costado de Jesús y la incredulidad de Tomás confirman una sentencia de daño ocasionado.
La vulnerabilidad la expresa José Cobos Wilkins, en versos tan sabios como: “Todo dura un minuto ,un instante. No más,/menos. Hasta que ves/ venir un dedo gris, un largo dedo gris/ de niebla hacia tu pecho”
Continúa el poeta el periplo sobre su realidad (la realidad que rodea al hombre), explicando las claves de la soledad:”llevan una revista, tablet o alguna agenda/inútil al restaurante para fingir que lees, que consultas,/que anotas. Para disimular/mientras en otras mesas ríen, brindan, celebran.”
Wilkins despide el libro con un intento de continuar el camino de denuncia flagrante de una sociedad,  la mayor parte de las veces, corrompida; para acabar diciendo:
“Aunque matar poetas sea esta redentora autodestrucción”.

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