LEER EN PÁGINA: TRINA MERCADER EN EL RECUERDO, GRACIAS A FERNANDO DE ÁGREDA.
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Trina Mercader, foto cedida por Fernando de Ágreda. |
Estimados amigos: Los números XIX-XX de la revista Dos Orillas están ya en la web de la revista http://www.revistadosorillas.
El webmaster de la revista es el cantautor campogibraltareño y residente en Ceuta Ramón Tarrío.
Hace unos días, con motivo de la presentación de la revista Dos Orillas, que recoge los números XIX-XX, recibí este correo de Fernando de Ágreda, amigo y prestigioso arabista, habitual colaborador de la revista Dos Orillas. Reproduzco su correo como reconocimiento a su dedicación y estudio sobre Trina Mercader, figura indispensable a la hora de hablar de las revistas literarias dedicadas al hispanismo marroquí, como fue el caso de Al-Motamid, de la que Trina fue su directora y alma mater.
Me alegra esta noticia querida Paloma: que siga adelante esta revista "Dos orillas"en la que hemos colaborado con mucha ilusión.
Un fuerte abrazo, con este recuerdo de Trina Mercader,
Fernando
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Carta a Estrella Perez de Amar (2) |
Trina Mercader y la familia Balaguer, sus primos y sobrinos
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Primeras cartas de Trina Mercader, las dirigidas a su amiga y colaboradora Amina Loh en agosto de 1955 ( por gentileza de Fernando de Ágreda).
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Poema de Frenando de Ágreda
dedicado a Trina Mercader
LA CASA DE TRINA MERCADER
A Fernando de Ágreda
Larache en su memoria
revive tus días
Las paredes de la que fue tu casa
todavía rezuman el aroma
de tus versos
y los pasos silenciosos
que a tu ventana
se acercaban,
aún sostienen el eco
de tu voz,
fluyendo en río de palabras
impresas en Al-motamid
junto a Dris Diuri
y otros amigos.
La menta se cuela por las puertas
y el aroma del té cruza el corredor.
Tu mensaje navegó
entre las orillas
aunando un tiempo indefinido,
sustento del valor
amasado por el verso.
Tu legado marcó
el horizonte de las olas
anunciando un camino heredado
a todas las miradas.
La ausencia en su oquedad
tomó el testigo de la amistad
haciendo posible
un camino de cilantros
que se abre a todas las voces
ocultas entre el agua.
Paloma Fernández Gomá
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AL-MOTAMID Y LOS POETAS MARROQUÍES
A mi buen amigo Mohammed Anakar, animado por su apoyo
cordial.
Por Fernánde de Ágreda
La reciente publicación del estudio de Sonia Fernández Hoyos titulado: Una
estética de la alteridad: la obra de Trina Mercader, realizada con la
Beca de investigación “Miguel Fernández” 2004 es una buena ocasión para
ampliar los campos que nos ofrece la obra literaria de Trina Mercader. Como
poeta y como impulsora de una revista literaria que fue el Norte de su vida
como ella misma ha dejado dicho en sus escritos.
Conocíamos el proyecto del trabajo que había iniciado Sonia Fernández Hoyos
y que afortunadamente ha sido editado por las ediciones de la UNED,, en la
colección “Varia”; 348 páginas, con anexos documentales (poemas autógrafos e
inéditos de Trina Mercader; dibujos asimismo inéditos, fotografías que recogen
varias escenas de Trina junto a los poetas de su entorno, y la reproducción de
varias portadas de la revista)..
Nos puso en contacto un buen amigo y excelente conocedor – y
coprotagonista – de aquella “aventura literaria” que creó nuestra inolvidable
Trina: Jacinto López Gorgé, muy unido a la familia de nuestra autora.
Sonia es una joven melillense que se ha licenciado en Filología Hispánica y en
Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la
Universidad de Granada. Ha ampliado sus estudios en la universidad de
Nueva York y actualmente prepara su tesis doctoral sobre la obra de otra gran
escritora: Carmen Martín Gaite.
El citado estudio viene prologado por José Romera Castillo, catedrático de
Literatura Española y director del Departamento de Literatura Española y Teoría
de la Literatura, buen especialista en el tema que estudia la autora . La
“estética de la alteridad” es un campo en el que ha puesto de relieve y
descubierto facetas de un documento tan valioso como fue la obra de Trina
Mercader en Marruecos.
El índice nos da las pistas oportunas para conocer ampliamente la
personalidad de Trina de una parte y de otra la proyección de su obra: la
revista Al-Motamid. Verso y Prosa (Larache, 1947-Tetuán,
1956).
Es sabido el motivo de la residencia en Larache donde Trina trabajó como
funcionaria de la municipalidad hasta su traslado a Tetuán, tras una breve
estancia en la antigua Villasanjurjo (actual Alhucemas). En aquella ciudad tan
provinciana y con las escasas actividades culturales que se producían, Trina
decide iniciar “un mundo a solas” impulsando la comunicación con los escritores
marroquíes y con los propios poetas españoles tan lejanos. La búsqueda de
contactos, la relación con otras revistas literarias será el motor que impulse
su propia actividad creadora.
A finales de 1992 me dirigí a las personas que habían conocido o tratado
directamente a Trina con el deseo de conocer datos personales sobre su vida y
su obra, como ya lo había hecho anteriormente, me refiero a la correspondencia
y a los contactos mantenidos con María y Bonifacio Balaguer, primos de Trina,
que vivían en Alicante y, por otra parte, con Estrella Pérez de Amar, tan buen
amiga y admiradora de Trina; conservo, por ejemplo, las amables respuestas de
varias personas muy significativas por sus vivencias directas de aquella época.
Miguel Tarradell, arqueólogo, catedrático de la Universidad de
Valencia y exdirector del Servicio de Arqueología de Tetuán conocido por sus
trabajos de campo en Tetuán que ha publicado varias obras (Historia de
Marruecos. Marruecos púnico, Universidad de Rabat, Facultad de Letras
e Instituto Muley El-Hasan, 1960; Arte Ibérico, Barcelona, 1968)
así como artículos de investigación en revistas (Hespéris-Tamuda, Cuadernos
de la Biblioteca Española de Tetuán)de su especialidad, me decía:
“...Me hizo ilusión comprobar que alguien se acuerda de Trina Mercader, que
bien se lo merece. Por cierto que hace años que le he perdido la pista. ¿Me
podría indicar su domicilio en Granada, si es que sigue allí? No pienso – y lo
siento – que pueda darle información útil para su propósito. Completamente de
acuerdo con Ud. que “aquel espíritu de solidaridad que intentó la empresa de
Trina merece ser recordado”.
“Precisamente yo le apreciaba mucho, entre otras razones, porque admiraba
su aventura utópica.”
“Viví de cerca el vacío de su aventura, que era mayor de lo que ella, con
su ilusión era capaz de darse cuenta. Era admirable su ilusión, que prácticamente
no compartía, digamos, nadie. En el ambiente mortecino, sub-provinciano de
Larache, lanzar una revista de poesía era de un heroísmo inaudito. Buena parte
de los poetas españoles colaboraban, simplemente, porque era una manera de
publicar sus textos. Los marroquíes eran reticentes, porque si entonces la
palabra “colonialismo” era poco divulgada, el concepto si. Yo procuraba
callarle lo que veía para no cortar su ilusión, pero era consciente del vacío
en el que se movía su idea inicial, a pesar de su tesón.”
“Si ahora se lo confieso a usted es para que en su trabajo insinúe el
problema de su soledad – que a mi me impresionaba – y valore al máximo de lo
que tuvo de aventura noblemente quijotesca. Todo lo que indique en este sentido
será poco, y se lo digo como un testimonio directo de aquellos años.”
“No puedo explicarle detalles útiles sobre Al-Motamid. Vivíamos a cien
kilómetros de distancia, y yo no era literato, sino arqueólogo. Por otra parte
la revista era Trina, y solo Trina, que se la montaba a través de su activa
correspondencia, desde su soledad de Larache. Cuando pasó a Tetuán, yo ya
terminé mi época marroquí”.
Otro buen amigo de Trina y promotor de sus inquietudes poéticas – el mismo
que animaría y hasta ideó el título de la revista Al-Motamid –
fue Cesáreo Rodríguez Aguilera. Figura destacada en el mundo de la judicatura,
catedrático de Ciencias Políticas, crítico de arte, que ha fallecido en
Barcelona,, donde residía, recientemente, el pasado 11 de noviembre de 2006.
A este ilustre magistrado me dirigí y conservo su amable respuesta,
manuscrita también, fechada en Barcelona, el 6 de enero de 1993:
recogeré de la misma los párrafos más significativos en relación con el tema
que nos ocupa:
“Viví 4 años en Marruecos – del 42 al 46 – y allí conocí a Trina Mercader.
La forma en que el hecho ocurrió la acabo de resumir en un texto “Memoria
cultural” que me ha encargado una revista, en la que aparecerá el año que viene
o el siguiente .”(1)
“Mis textos literarios marroquíes no los tengo recopilados. Algunos poemas
están en mi “Antología breve”, de Plaza-Janés, hoy agotada. Recientemente López
Gorgé ha incluido uno de ellos en su obra “Marruecos en la poesía española
contemporánea”, Ediciones A. Ubago, 1990.”
“Con Trina Mercader mantuve una buena relación amistosa durante mis años de
residencia en Marruecos. Después sólo coincidí con ella en el Congreso de
Poesía de Salamanca, en los años 50. Estoy a su disposición para darle los
datos que me solicite y mantenga mi memoria. Si viniera por Barcelona la cosa
resultaría fácil.”
Estos testimonios adquieren un valor especial indudablemente y deseo rendir
homenaje de gratitud a sus autores. Su generosidad me ha animado a proseguir
esta tarea de dar a conocer ese mundo tan personal que nos refieren.
Recordaremos los párrafos que Rodríguez-Aguilera dedicó a Trina en
aquella “Memoria” a la que se refería en su carta:
“Con el pseudónimo de “Al-Motamid” firmo algunos artículos y relatos en
publicaciones locales, que me relacionan con cuantos, españoles o no, tienen
allí las mismas inclinaciones. Un día descubro en Larache a una tímida muchacha
que me entrega unos deliciosos poemas en prosa, “que no ha enseñado a nadie”.
Sin advertirla, hago que uno de ellos aparezca en la sección literaria de una
publicación local, firmado con el pseudónimo de “Tìmida”. La sorpresa produjo
el efecto que me había propuesto. A partir de entonces reiteró sus
publicaciones. Tras mi regreso a la península, el proyecto de lanzar en común
una revista de poesía (muy frecuentes en aquella época), en la que pudieran
encontrarse españoles y marroquíes, acabó siendo la revista “Al-Motamid”, de
Trina Mercader, en la que apenas pude colaborar”.
Recordaremos a propósito el testimonio del gran poeta Rafael Guillén (www.rafaelguillen.com)
que me escribía desde Granada el 8 de enero de 1993:
”En efecto, tal como le ha dicho Jacinto, gocé de la amistad de Trina
Mercader desde que se vino a vivir a Granada hasta su muerte, si bien en los
últimos años su retiro voluntario, dedicado al cuidado de su madre, la tenía
totalmente aislada”.
“Trina alcanzó una altura en su poesía, depurada y ascética, que aún no se
le ha reconocido. Sabía conjugar su profunda espiritualidad y sentido religioso
de la vida con una extrema sensibilidad en el contacto con la naturaleza, en su
relación con las cosas materiales y en su entorno afectivo. Profesaba la
humildad conscientemente, como tratando de ocultar una valía y un brillo del
que se sabía poseedora. Y en la expresión poética de sus afanes y sentimientos,
trabajaba la palabra con dedicación y maestría”.
“Cuando en este final de siglo gran parte de la poesía se ha degradado por
falta de valores humanos en su contenido y por dejadez y vulgaridad en su expresión,
es un consuelo y un deleite releer la obra de Trina Mercader y sentir el
orgullo de haber gozado de su amistad que, desde la perspectiva de su muerte,
vemos que nunca pudimos llegar a corresponder lo bastante”.
¿Quíén era ´Abd-El-Káder El Mokaddam?
Decía Trina Mercader entre sus recuerdos de la experiencia de convivencia
cultural en Marruecos que había significado la revista Al-Motamid (junto
a la colección de libros “Itimad” aneja a la revista)(2):
“El proyecto se lleva a cabo con una pobreza de medios que
contrasta con la ambición que lo mueve. La empresa era original, sin
antecedentes. Conocíamos a un solo poeta musulmán marroquí, Abdel-Káder El
Mokaddam, residente en Tánger, al que ofrecimos las páginas centrales como
muestra de preferencia por lo árabe...”.
Y efectivamente fue así: el primer número de Al-Motamid.
Verso y Prosa , publicado en Larache en marzo de 1947, incluía
el poema “Las gotas de rocío” que según se señalaba pertenecía al libro inédito Visiones(o
fulgores) de la esperanza (Lamahat al-amal). El poema se
publicaba en las dos lenguas, árabe (metro jafif) y español recogiendo la
versión castellana del propio autor.
LAS GOTAS DE ROCÍO
El sol se pone detrás de las ramas,
Después de un breve momento de divina paz!
La oscuridad lo ha cubierto todo
Y los paisajes han ido esfumándose a los ojos...
¡Es ahora cuando vuelven los seres que huyeron del peligro de la muerte!
¡Las gotas de rocío caen, leves, sobre los jardines,
enlazándose lentamente a las ramas!
¡Son como perlas sobre el seno de las bellas que cautivan corazones!
¡La brisa suave arrastra
perfume de jardines hacia todo corazón entristecido!
* * *
¡La aurora llega con dulces esperanzas
y el jardín sonríe, descubriendo su belleza hasta el éxtasis!
* * *
Como lágrimas de unos ojos, resbalan lentamente las gotas de rocío
sobre los pétalos!
Y esta alegría aumenta la pasión de los pájaros, haciéndoles cantar
maravillosas canciones.
¡Se acercan los rayos del sol!
¡Ya pintan con su color los más bellos matices!
¡Pero abrasadas, se deshacen
aquellas gotas que coronaban los jazmines!
¡Cómo se desvanecen las almas del rocío, hacia su origen, en el impetuoso
aire del jardín!
Ya en el número 4 del mismo año (Junio, 1947) se publican dos nuevos poemas
de nuestro autor: “Un viaje por el cielo (en la noche profunda)” y “Las flores
olvidadas (paisajes de abril)” del diván Ashlá wa asdá (“Trozos
y ecos”):
Del mismo año y en el número 7, del mes de septiembre, encontramos el poema
“La luna (en la soledad de la noche)” también en las dos lenguas. En este mismo
número figura el poema “El ancho mundo”, en árabe con versión castellana de su
autor: otro poeta casi desconocido para nosotros: Idris El Yá`i.
En octubre del mismo año, es decir en el número siguiente, el
8, de 1947, figura otro poema del ya citado poemario “Trozos y
ecos”, titulado “Diálogo con el amor”, siempre en versión bilingüe . Podemos
leer asimismo el poema de Idris El Yá`i: “Salutación fervorosa los poetas
de Madrid” (Tahiyya ´atifiyya li-shu´ará Madrid).
En estos años se mantenía la colaboración de Dris Diuri, compañero de
trabajo de Trina, como eficaz traductor del árabe pero, cosa que nos parece
extraña, no siempre aparecía su nombre en la relación de los colaboradores de
la revista. En el consejo de dirección figuraría su nombre en el número 12,
febrero de 1948, junto a Jacinto López Gorgé, Pío Gómez Nisa, Eladio Sos y Juan
Guerrero Zamora.
En este número que hemos citado, 12, de febrero de 1948, encontramos el
poema “Quejas de una choza”, en las dos lenguas. Se cita, además, que
pertenecía al diván de próxima aparición: Lamahat al-amal , al
que nos referiremos después.
Se trata del número 13, marzo de 1948: encontramos el poema del mismo
´Abdelkader El Mokaddam titulado “Noche triste” (Layl ka`ib..!), traducido,
según se señala al final, por “el Grupo de Traductores de la Revista”. Y
ya en la última página dedicada a dar “Noticias” y reseñas breves podemos leer,
en español y en árabe, las líneas siguientes:
“Nuestro joven poeta marroquí Abd-el-kader El Mokaddam ha publicado
su primer libro de versos Visiones de la esperanza , editado
en Tetuán, (3) Lamentamos la falta de versión
castellana del mismo, ya que Mokaddam cuenta con numerosos lectores en la
Península, que siguen sus bellos poemas a través de AL-MOTAMID”.
Seguimos repasando los números de la revista para encontrar más noticias de
este poco conocido escritor: y será tiempo después, en el número 16 de la revista
(1949) – ya no figura el consejo de redacción (problemas que surgirían por
aquellos días y que se explican en la obra de Sonia Fernández Hoyos) pero se
dan los nombres del “grupo traductor de árabe” y que integraban Dris Diuri y
Ahmed Tadlaui – donde encontramos otros versos de Mokaddam bajo el título de
“La flor de los sueños (del mar de la vida)”, de nuevo en ambas lenguas .
La buena relación que mantenía nuestro poeta con la revista y en especial
con su directora, Trina Mercader, se aprecia en los números siguientes: así en
el correspondiente a julio de 1949 (es decir el número 18) conocemos la reunión
de los poetas en el mes de mayo durante las fiestas que se celebraron con
motivo de la boda de “S.A.I. el Jalifa. Asistieron los poetas Pío Gómez Nisa y
Jacinto López Gorgé en representación de la Revista “Manantial”;
Trina Mercader, Abdelkader Mokadddam y Eladio Sos como grupo de AL-MOTAMID y
los poetas de Tetuán Nayib Abumalham, Ibrahim el Ilgui, Vicente Recio y Manuel
García Sañudo...”.
Uno de los aspectos más interesantes del libro que hemos podido conocer
gracias a la amabilidad de su autora, Sonia Fernández Hoyos, es el apéndice
documental donde encontramos fotografías preciosas y, entre ellas, las que
reflejan la reunión que se celebró en Tetuán y que acabamos de comentar.
Así podemos conocer a nuestro autor junto a algunos de los poetas citados.
Quizá entonces leyera Mokaddam el poema titulado “La reina dela primavera”,
fechado el 15 de mayo de 1949, que viene también en las dos lenguas
en el número 19, noviembre de 1949, En este número se publica además el texto,
con traducción al español, del gran erudito que fue ´Abd Allah Guennún en
respuesta a la encuesta titulada “En busca de la joven poesía de Marruecos”. Se
titula: “¿Está la poesía en decadencia?” y en el mismo refiere la visita que le
hicieron la propia Trina con su amiga Antonia Coslado para hablar de la poesía
y otros temas literarios. En la reunión, dice Guennún, les acompañaba el poeta
Abdelkader el-Mokaddam...
Otros poemas de Mokaddam aparecerían en los siguientes números de la
revista: “El pájaro constructor (de lo que ocurre en la vida)”, en el número 20
(abril, 1950); “La Pascua”, en el número 23(junio, 1951), que finaliza con este
verso:
“¡Que viva nuestro Jalifa, porque su amor para con su pueblo es como un
bálsamo extendido sobre las muchedumbres!
Y, por último, el titulado “Ramillete” en el número 33, correspondiente a
los meses de enero-marzo de 1956: es decir en el último número de la revista,
cuando ya se publicaba en Tetuán. En esta ocasión sólo figura la versión
española, cosa excepcional pues anteriormente, como ya señalamos, siempre
se publicaban los versos de Mokaddam en las dos lenguas.
No podemos olvidar este hecho, es decir el cambio que supuso el traslado de
Trina a Tetuán donde ya se publicaron los siguientes números de la revista a
partir del mes de marzo de 1953. Precisamente en el número 26 de la misma,
fechado en agosto de aquel año aparece la entrañable “Carta marroquí” de
Vicente Aleixandre. En la misma se plasmaban los recuerdos de nuestro gran
poeta tras su reciente visita a varias ciudades marroquíes: Tánger, Xáuen y
Tetuán.
Recordaremos algunos párrafos de aquel texto inolvidable por los datos que
nos ofrece:
“¿Se acuerda usted? Íbamos conversando. A mi me gustaba oír el habla
arábiga, a veces suave, a veces de algarabía fresca, a veces de apenas
murmullo. Ahmad Al-Bakkali y Jacinto, uno a cada lado mío, me iban diciendo
(...) Uno propuso que nos sentáramos antes, y me acuerdo que así lo hicimos
(...)Quizá fue aquella hora, amiga mía, lo que hoy es el mejor recuerdo de
Marruecos. Alrededor de aquel tablero, recién salidos de la ciudad pura
musulmana, estaban el poeta Mohamed Sabbag; a su lado Ramón Valdés, el
incipiente lírico español marroquí; a continuación el poeta de Arcila, Ahmad
Al-Bakkali (...)a mi lado; Miguel Fernández o Francisco Salgueiro, o su
espíritu evocado, podían haberle hablado a Abdelkáder Al-Mokaddam, el poeta que
por la mañana, tímido y con un halo de silencio, se me había acercado en Tánger
traído por la mano de usted (...).
Aquellas palabras de Aleixandre – el mejor recuerdo, decía, que se llevaría
de Marruecos - venían a confirmar el espíritu que alentaba a Trina y a su
revista AL-MOTAMID: “veía yo las cabezas de los poetas musulmanes y de los
poetas hispanomarroquíes que fraternizaban y se comunicaban, como la misma
poesía de cada uno se comunica con el fraterno corazón de los hombres a quienes
se dirige”
Por lo demás tan sólo nos queda añadir las noticias extraídas de la misma
revista y que se referían a los recitales de Manuel Pinillos en Radio Zaragoza
(julio y diciembre de 1949) titulados “Presencia y promesa de Marruecos” y
“Puerta de África, ojos de Europa” y “En busca de una poesía marroquí” en los
que se leyeron poemas de Mokaddam, Ibrahim El Ilgui y otros autores
relacionados con las revistas AL-MOTAMID y MANANTIAL.
En el número 21 (julio de 1950) aparece asimismo la noticia de la
conferencia pronunciada por el poeta Jose Mª Rodríguez Méndez en el Seminario
de Literatura “Juan Boscán” del Instituto de Estudios Hispánicos de Barcelona
sobre “La poesía hispanomarroquí actual”. En la misma se leyeron poemas de
Trina Marcader, de Ibrahim El Ilgui, de Idris El Yai y de nuestro Abdelkáder El
Mokaddam.
RECUERDOS PERSONALES
En noviembre de 1978 escribi a Abdelkader El Mokaddam, a la dirección de
Radio Tánger que me había facilitado el conocido poeta de Cháuen ´Abdelkarim
Tabbal. Recuerdo sus atentas respuestas de finales de aquel año (su dirección
postal era: 3, Calle Descartes, en Tánger) en las que se refería al trabajo
sobre Vicente Aleixandre que estaba estudiando entonces, cuando trabajábamos en
el antiguo Instituto Hispano-Árabe de Cultura.(4)
Se excusaba por haber tardado en contestar a mi carta y me hablaba de un
reciente viaje a Barcelona, para participar en el congreso islámico allí
celebrado. “Me permito recordarle que puesto que se trata de tan gran hombre
como es Aleixandre insista sobre su persona humana y su obra que aporta al
hombre...En otro sentido está la cuestión humana presentada en un bello cuadro
poético...Podría usted contactar también con el Sr. Mohamed El Bouanani en la
Radiodifusión Televisión Marroquí en Rabat”, decía en su carta. Me pedía,
para finalizar, la dirección de “nuestras amigas comunes las poetisas Antonia
Coslado Arévalo y Trina Mercader fundadoras de AL-MOTAMID con mi
participación”. Es todo lo que recuerdo de nuestra comunicación. ¿Recibiría
Trina la carta de su antiguo amigo (acaso con nostalgia, la que parecería
apropiada al recuperar las noticias de un antiguo amigo y colaborador)?
TRINA MERCADER Y LOS POETAS MARROQUÍES
Otro aspecto de la obra de Sonia Fernández Hoyos que desearíamos ampliar es
la colaboración de Trina Mercader con los poetas marroquíes. Recordamos
especialmente la actividad de los traductores que se encargaron de las páginas
árabes de la revista Al-Motamid. Dris Diuri, sobre el que tratamos en nuestra
comunicación titulada “Dris Diuri y la revista “Al-Motamid” (Trina Mercader).
Una aventura utópica” presentada en las Jornadas de la Asociación “Larache
en el Mundo”, que dirige nuestro amigo Sergio Barce, en agosto de 2006, en
Larache, (www.laracheenelmundo.com, La
Gaceta Informativa de Larache, Número 5, Noviembre 2006, págs. 4-7)(5).
Mohammad Sabbag del que Trina publicaría El árbol de fuego en Tetuán,
1954, primer libro de la colección “Itimad” aneja a la revista. La
versión al español era del propio autor y de Trina Mercader. Llevaba unas
palabras de presentación de Vicente Aleixandre e incluía algún poema como el
titulado “Ira de Dios” que había aparecido en la revista Caracola, número 22,
agosto de 1954 en traducción de ´Abdel Latif Jatib y Trina Mercader. (6)
Es sabido que Trina Mercader contó con la colaboración de otros conocidos
escritores, figuras destacadas del hispanismo marroquí, que se encargaron
de la parte árabe de su revista: Mohammed Ibn Ázzuz Hakim y Amina Al-Luh serían
los nombres más recordados. Ahora quisiéramos referirnos a otro poeta marroquí:
Ahmad Tribaq Al-Yadri que tuvo la amabilidad de contestar a nuestra carta en la
que le solicitábamos noticias del ya citado ´Abdelqáder Al-Muqaddam.
Su respuesta se publicó en el número 1 de la revista mensual Rawafid,
Tetuán, febrero de 2006, p. 25 con el título siguiente: “Hamilu liwá
al-taydid fi shamal al-Magrib. 1-Al-shá`ir al-mu´tazil ´Abd al-Qádir
al-Muqaddim” (Los portadores de la bandera de la renovación en el norte de
Marruecos. 1- El poeta retirado (o aislado)....) que ha sido traducido al
español por mi buen amigo Mohammed Anakar.
Y se refería entre otras cosas, tras disculparse por el retraso en
contestar a mi carta por haber estado enfermo, al movimiento de renovación de
la poesía marroquí, al que perteneció Mokaddam – tal como era conocido su
nombre – desde los años 40: cuando publicó su poemario “Los fulgores de la
esperanza” en 1948, tal como dijimos más arri- ba. Entonces publicó en
revistas marroquíes como Da´wat al-Haqq y Risalat al-Magrib, y
periódicos, como Al-Mithaq. Trabajó en la Escuela
Islámica y privada (Madrasa al-islamiyya al-hurra) de ´Abdallah Guennún,
en la Alcazaba tangerina. Luego pasaría al campo de la información
radiofónica. “Durante la década de los setenta se le podía ver caminando
apresuradamente, tras abandonar su trabajo en la emisora, para dirgirse algunas
veces a la librería Alfarabi donde indagaba por el nuevo número de la serie “La
Pequeña Enciclopedia” que se vendía por menos de medio dirham. Luego se pasaba
a saludar a su amigo Mohammed ´Allal al-Sinhayi, el dueño de la librería antes
de regresar a su casa, en el camino de Ibn Al-Hayzam...Tuve la ocasión de
visitarle en varias ocasiones y así pude comprender los motivos de su
aislamiento y las circunstancias de su retiro. Pensé en rescatar algunos poemas
que me mostró dudando de que pensara en guardarlos después de oirle decir:
“Todo es vano. Aquellos poemas son absurdos, de arriba abajo”, así juzgaba su
legado poético. Algunas tardes pasaba por su casa y deploraba verle en tal
situación, en su hermetismo y en su orgullosa postura...Le veía otras veces
caminando para dirigirse a la mezquita Buhut, cercana a su casa. ¡Qué le vamos
a hacer! La injusta vejez termina con nuestros poetas y les cubre el olvido, lo
mismo pasó con su colega ´Abdelmalik Al-Bilguiti, otro poeta de aquellos mismos
años (autor del “Ramo de poesía”, de 1947) ¡Que Dios bendiga a los poetas
olvidados!”. Y terminaba con palabras de agradecimiento por el recuerdo que le
había dedicado.
BIBLIOGRAFÍA AÑADIDA
Abdellah Djbilou: Florilegio poético sobre Al-Motamid. Selección
e introducción de ... tetuán, Asociación Marroquí para los Estudios Andalusíes,
2005. (Incluye la “Elegía a Almotamid” de Trina Mercader)
´Abd Allah Hammadi: Al-Andalus bayna-l-hulm wa-l-haqiqa (Al-Andalus
entre el sueño y la realudad) (Conversaciones con poetas andaluces).
Constantina, Ediciones del Laboratorio de Literatura y Lingüística, 2004.
Ahmad ´Abd Al-´Aziz: Al-Magrib al-´arabi fi-l-shi´ir al-isbani
al-mu´asir (“El Magreb árabe en la poesía española contemporánea”). El
Cairo, 1989.
___________________: Al-Andalus fi-l-shi´ir al-isbani bá´d al-harb
al-ahliyya (“Al-Andalus en la poesía española después de la guerra civil”) El
Cairo, 1989 (3ª edición)
Fernando de Ágreda: “Recuerdos de Marruecos y de sus escritores”. Madrid,
Revista Amanecer del nuevo siglo, Nº 120, Junio de 2001, págs.
76-77.
Rodolfo Gil Grimau: Aproximación a una bibliografía española sobre
el Norte de África (1850-1980). Prólogo de Alfonso de la Serna. Madrid,
Ministerio de Asuntos Exteriores, Dirección General de Relaciones Culturales,
1982.
“Homenaje a Trina Mercader y la revista Al-Motamid”. Institutos
Cervantes de Marruecos, del 18 al 26 de marzo de 2003. Se ha recogido en
un diskette la revista casi íntegramente, ordenada por las diferentes épocas en
que se publicó.
Literatura y pensamiento marroquíes contemporáneos. Instituto
Hispano-Árabe de Cultura-Facultad de Letras de Rabat. Serie “Antologías Nacionales”,
III. Madrid, 1981. (Referencias de Muhammad Ibn ´Azzuz Hakim, Ahmad Literatura
y pensamiento marroquíes contemporáneos Tribaq, Muhammad Sabbag, etc.)
Mª Dolores López Enamorado: Larache a través de los textos. Un
viaje por la literatura y la historia Sevilla, Junta de Andalucía,
2004 (Incluye cuatro poemas y un relato dedicados a Larache por Trina
Mercader).
Jacinto López Gorgé: “Memoria personal: Revistas y publicaciones literarias
en el Marruecos español”. Málaga, Puertaoscura. Revista de Ultramarinos,
nº 3-4, (1986) págs. 62- 65. Traducido al árabe por Idris Al-Masmudi en Mawasim.
Revista trimestral de Cultura y Creación, Primavera, 1995.
Mohammed Bennis: Tahirat al-shi´r al-mu´asir fi-l-Magrib. Beirut,
1979
Mohammad Sabbag: Del fuego y de la luna y otros poemas (Antología).
Selección, prólogo y notas de Jacinto López Gorgé. Madrid, colección “Adonais”
1990.
Mohamed Laabi: Voces de Larache. Edición, introducción y
selección de .... Asociación de Escritores en lengua española (AEMLE) y Agencia
Española de Cooperación Internacional (AECI), Tánger, 2006. (Incluye varios
poemas dedicados a Larache por Trina Mercader).
Fernando de Ágreda Burillo
Enero del nuevo año, 2007
(1) Se refiere a la conocida revista ANTHROPOS,
de 1994, que publicó un monográfico dedicado a recoger los datos principales de
su biografía, titulado: Cesáreo Rodríguez-Aguilera. Legitimación humana
de la Moral y el Derecho. Poesía y Arte como expresión de la luz más
oscura. Existe además la Fundación Cesáreo Rodríguez –Aguilera
que depende de la Universidad de Jaén (www.ujaen.es/serv/vicext/fundacion_cesareo.html).
Jacinto López Gorgé recogió efectivamente uno de sus poemas, el titulado
“Sájara”, de su poemario Sáhara de la vida (1948) en su
antología Marruecos en la poesía española contemporánea,
publicada en Granada, en la colección Ibermagrib, en 1990.
(2) Revista de Información de la
Comisión Nacional Española de Cooperación con la UNESCO, nº 25,
enero-marzo 1981.
(3) En la parte árabe dice que se había
publicado por la editorial Al-Mahdiyya de Tetuán. No hemos podido consultar
este libro que por la fecha de su publicación será de difícil localización.
(4) “Vicente Aleixandre en el mundo
árabe” se publicaría en las Actas del Primer Congreso Hispano-Africano de las
culturas mediterráneas “Fernando de los Ríos Urruti”(11 al 16 de junio de
1984), vol. II, tituladas España y el norte de África. Bases históricas
de una relación fundamental (Aportaciones sobre Melilla), dirigidas por
Manuel Olmedo Jiménez.
(5) Mohamed Chakor y Sergio Macías: Literatura
marroquí en lengua castellana. Prólogo de Alfonso de la Serna. Madrid,
1996, págs. 41-44. Esta obra ha sido criticada por excesiva, pero
en mi opinión tiene muchos aspectos positivos que merecen resaltarse, como es
el hecho de recuperar la obra y los méritos de muchos hispanistas marroquíes
que eran escasamente conocidos. Y eso es lo importante.
De Chakor asimismo es otra obra colectiva: Encuentros literarios:
Marruecos-España-Iberoamérica. Madrid, CantArabia, 1987. En este volumen,
de la colección Almoradú, nº 2, colaboran Sergio Macías, Jacinto López Gorgé
(“Dos revistas hispanomarroquíes”, en la que se refiere muy detalladamente a la
revista y a Trina Mercader en concreto con revelaciones personales que merecen
ser leídas), Luis Jiménez Martos y Miguel Bayón.
(6) El texto original de El
árbol de fuego (Shayarat al-nar) se publicó en Tetuán un año después,
es decir en 1955. Incluía las palabras de presentación de Aleixandre,
traducidas al árabe lógicamente y un retrato de Sabbag dibujado por la propia
Trina. La versión al español obtuvo una mención honorífica del premio “Escultor
José María Palma”. Pedro Martínez Montávez incluyó el poema “El loco” de este
poemario de Sabbag (con un comentario en el que recogía las palabras de José
Ángel Valente en su reseña de la revista Índice , Septiembre
de 1955,, y citaba las obras de Sabbag publicadas hasta entonces: Aroma
ardiente (Al-´abir al-multahib) Tetuán, 1953, con prólogo
de Bulus Salama; Aliento herido (Al-luhat al-yarih), 1955;
Ver el comentario de Mohammed Chakor en el semanario MARRUECOS de 13
de septiembre de 1976, pág. 11.
Mohammed Sabbag ha publicado después varios libros. Recordaremos también su
colaboración con Leonor Martínez en la traducción de El rumor de los
párpados del gran escritor libanés Mija`il Un´ayma que aparecería en
Madrid, en 1956, en la colección “Adonais” .
Aitor L. Larrabide, que trabaja en el Centro de Estudios de Miguel
Hernández de Orihuela (Alicante) mea ha facilitado algunas referencias que no
conocía: así, por ejemplo, la reseña de María de Gracia Ifach, que también
colaboró en las páginas de Al-Motamid, titulada: “La poesía
en Marruecos: Trina Mercader y su revista “Al-Motamid”, publicada en el diario
valenciano Las Provincias (falta la fecha); y de la
sección literaria (Noticiario) de E. A. J. 21 Radio Melilla (“Los números 5 y 6
de la revista “Al-Motamid”).
Recientemente he conocido otros aspectos de la vida de Trina – su amistad
con las compañeras del Ayuntamiento: Petra, Conchita y Natividad, gracias
a Ángela (“Angi”) Ramírez Gutiérrez, nacida en Larache, que conserva los
recuerdos de su hermana Natividad o María, gran mujer, según me dice, fallecida
recientemente, y que ha tenido la amabilidad de comunicármelos a través de mi
querida amiga Lola López Enamorado en un texto muy emotivo titulado “Historia
de una romántica mujer”
|
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Esccribe Fernando de Ágreda:
Repasando las cartas de Trina Mercader encuentro este hermoso poema dedicado a la PRIMAVERA. Es lo que deseamos en este tiempo y que dedico a mi buena amiga Paloma Fernández Gomá y el blog que está dedicando a esta extraordinaria mujer..
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Añadir leyenda |
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Poema de Pilar Paz Pasamar dedicado a Trina Mercader |
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Carta de Pilar Paz Pasamar a Fernando de Ágreda |
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Poema de Fernando de Ágreda a Pilar Paz Pasamar |
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Trina Mercader, caricatura por Estrella Pérez de Amar. |
Carta de Trina Mercader a Ibrahim Ilgui (7 de mayo de 1947)
Amina Loh, esposa de Ibrahim Ilglui en su casa de Rabat con Fernando de Ágreda.
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Dedicatoria de Trina Mercader a sus amigos Ibrahim Ilglui y Amina Loh![]() |
Carta de Trina Mercader a Ibrahim Ilglui
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Carta a Ibrahim Ilglui |
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Homenaje a Trina Mercader y a la revista Al- Motamid, año 2003 en la revista "Amanecer del nuevo siglo" |
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Elegia a Motamid, poema de Trina Mercader |
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Esquela de Trina Mercader ***************************** |
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Plano hotel Nacional |
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Hotel Nacional en Tetuán |
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Invitación ******************************************* |
LARACHE
A Fernando de Ágreda
Desde el café Central la plaza de España
se abre a todas las miradas y se entona
la melodía del recuerdo por quienes habitaron
días de lontananza, sorbiendo la llama de la amistad.
La casa de Dris Diuri, la puerta de entrada al zoco,
la fachada, ya envejecida, donde vivió Trina Mercader,
el aroma del mar que se mete entre las venas hasta rescatar
el silencio más profundo,
la hospitalidad de Mohamed Sibari
y la lectura de sus libros,
la compañía de Mohamed Laabi, cicerone de tanta historia
habitada en milenios de tiempo transcurrido.
La lenta secuencia de las horas se precipita insostenible
por las calles, llevando en su recorrido el pétalo vencido
que el azahar depositó sobre la arena del Lucus si,
estremecida, dejara su destello en la fibra que alimenta
los rayos vencidos del crepúsculo.
Tanta raíz absorta por el aluvión de los años
se muestra oculta en la franja que el destino
precintó entre las cañas y el limo.
Paloma Fernández Gomá
Del libro Acercando Orillas
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Fernando de Ágreda durante su intervención en Casa Árabe, en el homenaje a Mohamed Chakor. Madrid 2014.
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Por Fernando de Ágreda Burillo: Apuntes sobre las traducciones al árabe de la poesía española contemporánez. La revista Ketama.
Publicado en la revista "La Estafeta literaria", nº 615, 1 de julio de 1977. págs. 18-20.
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Poema A GRANADA de Trina Mercader, amablemente cedido por Fernando de Ágreda.
A GRANADA
Decidme si es la misma
tristeza
La que inunda el pecho
todavía.
Los ojos van al llanto
secretamente dulces
Allí donde aún
levantan su apagada alegría.
Basta esa voz de musgo
para vivir cansados,
Cuando el recuerdo
enciende, débilmente, la estrella
De la melancolía.
Pueblo de ayer,
resurgen de tu oscura conciencia
Por la rama y la rosa,
pueblo feliz, brotando;
Y esta presencia nueva
que te prolonga el día
No vive más que que el
sueño de tus mejores años.
Alguien pasa en la
tarde coronado de mirto
Con la sonrisa prieta
de zumos sazonados.
Pero lleváis los ojos
oscuros de la tierra
Marcados con el hierro
doloroso del llanto,
Y es inútil la callada
sonrisa
Nacida con el alba,
desde la flor al labio.
Vuestra vieja
nostalgia crece constantemente
Por toda la ciudad, y
el duro mármol
De la leyenda os vence
con su sabor amargo.
Y es la misma tristeza
La que os inunda el
pecho todavía.
La llama que os
consume desesperadamente
Bajo la piel morena de
pétalos opacos;
La oculta sed, profunda
como el mundo,
Violenta y resignada
con su destino trágico.
Formad un duro cerco a
la tristeza
Oh, amigos, con los
brazos,
Para que el llanto de
su flor cortada
Se asome dulcemente,
tímidamente al tallo.
Ciudad de amor cautiva serás siempre,
Con un eterno lirio entre los labios.
Trina Mercader
***************************************
Gracias a la gentileza de Fernando de Ágreda arabista y biográfo de trina Mercader, podemos mostrar estos escritos relativos a Trina Mercader y titulados "Historia de una romántica mujer".
El pasado domingo 11 de febrero de 2018 en Majadahonda Magazine Fernando de Ágreda escribió sobre la relación entre Carmen Conde y Trina Mercader, a través de la revista Al-Motamid. Un artículo muy ameno e ilustrador : https://majadahondamagazin.es/desde-majadahonda-carmen-conde-trina-mercader-al-fondo-valente-marruecos-83796
Artículo publicado por Fernando de Ágreda:
Carmen Conde (con Trina Mercader al fondo) y Valente
en Marruecos, publicado en Editorial
Hijos de Muley Rubio
( gentileza de Fernando de Ágreda)
Carnen Conde y Trina Mercader. (Centro de Estudios Carmen Conde).
Por Fernando de Ágreda Burillo
Con motivo del homenaje dedicado recientemente a Trina Mercader y su
revista hispanomarroquí Al-Motamid. Verso y Prosa, organizado por los
Institutos Cervantes de Marruecos, ha surgido el recuerdo de otra gran mujer y
poeta: Carmen Conde, fallecida en 1996.
El motivo de este recuerdo es, por un lado, reconocer su valioso papel de
impulsora de la obra de Trina Mercader (Luzmaría Jiménez Faro se ha referido a
“su gran labor de divulgación de nuestras poetisas, pues ha publicado varias
Antologías y tendido su mano a muchas de ellas…”, en su libro: Panorama
Antológico de Poetisas Españolas (Siglos XV al XX); y, por otro, rememorar la
breve amistad que me brindó cuando fui a visitarla en la casa de la antigua
calle de Wellingtonia, que hoy lleva el nombre de su “casero” de entonces y
grandísimo poeta: Vicente Aleixandre (tan unido asimismo a Trina Mercader y a
su aventura literaria).
Carmen Conde me recibió – trabajaba yo muy cerquita de su casa, en el
edificio de la Escuela Diplomática, en el Paseo de Juan XXIII – para hablar de
un tema que nos apasionaba: Marruecos y, en concreto, las revistas de poesía
sobre las que empezaba a interesarme: Al-Motamid, de Trina; Ketama y Manantial,
de Jacinto López Gorgé.
Jacinto López Gorgé se ha referido, hablando de Carmen Conde, a los
“recuerdos de la entrañable Melilla de su infancia y cómo la fue recuperando ya
en la cumbre de su gloria literaria”. Rememoraba los primeros contactos que se
produjeron a finales de los años 40 entre ella y el joven grupo de escritores
melillenses, allí radicados entonces, entre los que destacaban: Juan Guerrero
Zamora, Pío Gómez Nisa, Miguel Fernández, Francisco Salgueiro y el propio López
Gorgé.
Es sabido que Carmen Conde había nacido en Cartagena, en 1907, y que pasó
gran parte de su infancia y adolescencia en Melilla. Allí se había iniciado por
otra parte – en 1949 concretamente – la publicación de la revista Manantial, de
la mano de López Gorgé y Gómez Nisa.
Manantial recogería algunos capítulos del libro de memorias de Carmen
Conde, inédito entonces, que llevaría por título: Empezando la vida (Memorias
de una infancia en Marruecos, 1914-1920). Y luego aparecería en la colección
“Itimad”, aneja a la revista de Trina (en la que se editaron también obras de
Muhammad Sabbag, Pedro Martínez Montávez y de la misma Trina. Se anunciaba, en
prensa, El canto del hombre, de Joaquín de Entrambasaguas).
La figura de Trina Mercader surge entonces entre los “poetas
hispano-marroquíes”, como se les conocía en la Península. Ella residía en
Larache donde, en 1947, había iniciado la publicación de Al-Motamid, la revista
literaria que centró lo principal de su vida en Marruecos.
Aquella aventura ha quedado plasmada en la conferencia de Trina titulada:
“Al-Motamid e Itimad: una experiencia de convivencia cultural en Marruecos”, un
extracto de la misma se publicó en la Revista de Información de la Comisión
Nacional Española de Cooperación con la UNESCO, nº 25, enero-marzo de 1981, pp.
76-80: “..el primer número publicado de “Al-Motamid” produjo la rápida
respuesta de la poetisa Carmen Conde. Desde ese momento tuvimos su colaboración
y su apoyo moral. Ella había vivido en Melilla cuando niña, desde 1914 a 1920 y
Marruecos era una tierra entrañable. En una de sus cartas nos dice
certeramente: “No debe querer ser como las demás revistas. Su rareza se apoyará
en su marroquismo. “Al-Motamid” será muy interesante si procura sostenerse
“hacia fuera”. Es decir. Si su ritmo, sus colaboraciones, su ambiente son
siempre lo más marroquí posible”.
Repasando las páginas de Al-Motamid encontramos, efectivamente, la primera
colaboración de Carmen Conde: “Tres poemas al Mar Cantábrico” era su título y
figura en el número 2 de la revista, correspondiente a abril de 1947.
Posteriormente, en el número 6, de agosto del mismo año, se publicaba el poema
“La primera flor” del libro, de próxima aparición, decía, Mujer sin edén. En
este caso se incluía la versión al árabe debida al hispanista libanés, que
vivía entonces en Tetuán, Nayib Abu Malham. Todavía recuerdo el comentario de
mi querido amigo, ya fallecido, sobre aquellos versos “llenos de erotismo” que
tanto le habían sorprendido (…”En tus cien avenidas como anillos de olor/ van
tomando mis dedos lo que sólo tú eres: la piel de mis rodillas, de mis hombros
la curva, y de mi vientre el cuenco que te copia redonda./ Fragancia generosa,
te asumiré extasiada:/ rosa que en frenesíes de inesperado júbilo/ advienes a
mi noche de compactos luceros:/ te cambio por el sueño, por el pan, por el
agua.)
Leopoldo de Luis publicó unas inspiradas líneas sobre este poemario de
Carmen Conde, editado ese mismo año en Madrid. Quedaron recogidas en el número
7, de septiembre de 1947, de Al-Motamid.
Carmen Conde (Centro de Estudios Carmen Conde)
Carmen Conde publicó en 1954, Otoño, la antología titulada: Poesía femenina
española viviente, en ediciones Arquero. En su esfuerzo por dar a conocer a las
poetisas jóvenes españolas, apreciamos la presencia de Trina Mercader, con
varios poemas nuevos que hablan claro de su hermosa vena poética:
Yo soy esa muchacha que ha besado la tierra
Para posar en algo los besos que le sobran.
Para posar en algo los besos que le sobran.
Yo soy esa muchacha que desea callando
Lo que se aleja siempre de su mano vacía.
Lo que se aleja siempre de su mano vacía.
Blanda pulpa jugosa para mecer el aire;
blando temblor intacto que una caricia anega.
blando temblor intacto que una caricia anega.
Sedienta y absoluta,
muchacha que ha besado la curva de sus hombros,
que se acaricia, lenta, con dolida ternura.
muchacha que ha besado la curva de sus hombros,
que se acaricia, lenta, con dolida ternura.
Garganta donde canta la sagrada alegría,
donde los gritos crecen de plenitud ahogados.
donde los gritos crecen de plenitud ahogados.
Muchacha sola y firme que, arrebatadamente,
para sí misma crece su vegetal milagro,
para sí misma crece su vegetal milagro,
cuando la tierra vuelca su prometida entrega
y una dulzura virgen va invadiendo los ramos.
Y este otro poema que hemos preferido entre otros:
y una dulzura virgen va invadiendo los ramos.
Y este otro poema que hemos preferido entre otros:
TRANQUILIZAOS. Miradme.
He dado a mi silencio siete vueltas de llave.
He dado a mi silencio siete vueltas de llave.
Verdugo de mi misma, con mi propia violencia
Voy cercenando el tallo de mi sangre;
La entraña que mantiene mis cortadas raíces,
hiriéndome en el signo por el que soy,
negándome.
Voy cercenando el tallo de mi sangre;
La entraña que mantiene mis cortadas raíces,
hiriéndome en el signo por el que soy,
negándome.
La angustia que me crece no la sabréis. Miradme.
Llevo oculto mi fuego,
Mis hondas libertades.
Llevo oculto mi fuego,
Mis hondas libertades.
Quiero vivir muriendo
sin este denso enigma
que me resume toda en duro arcángel.
sin este denso enigma
que me resume toda en duro arcángel.
Quiero ser vuestra, sí.
Quiero ser sólo madre.
O mujer. Mujer sólo, sin reverso ni orilla
Y amaros en silencio, dulce, pasivamente,
Sin que lo sepa nadie.
Quiero ser sólo madre.
O mujer. Mujer sólo, sin reverso ni orilla
Y amaros en silencio, dulce, pasivamente,
Sin que lo sepa nadie.
* * *
Carmen Conde volvería a colaborar en la revista de Trina, nunca dejó de
hacerlo en su pensamiento, concretamente en el número 27 de Al-Motamid,
correspondiente al mes de febrero de 1954. Con el título, tan expresivo, de
“Reafirmación” dedicaba su mejor elogio a la directora y a su empresa desde
Madrid con estas palabras: “Al-Motamid y sus poetas son una realidad transida
de ensueño. Cuando llega a mis manos, que la esperan siempre, yo conecto con lo
mejor de mis años, cuando estaba aprendiendo a soñar para que después no me
pesara tanto la vida encima…Y es una mujer, precisamente una mujer, para que yo
me sienta más solidaria si cabe de su obra, la que hace posible el milagro
Al-Motamid. Una mujer joven, animosa, llena de ilusión, que todo se lo
sacrifica a que su Revista sea ya la Revista de una vasto plantel de poetas
marroquíes, en cuya lengua estoy deseando hablar para mejor entenderme con
ellos, fuera del lenguaje universal de la poesía que a todos nos es común
patria…Si además de todo eso, cuando viene me trae – nos trae a todos los
peninsulares – la constancia de una fé, de un tesón, de una generosidad sin
límites, sólo podemos dar a cambio de su riqueza a Al-Motamid, un firme amor y
una amistad inalterable”.
Y en el mismo número de la revista, en su parte árabe, mensajes efusivos y
reveladores de aquella comunicación por la vía poética que declaraba Vicente
Aleixandre en su famosa carta de respuesta a Trina Mercader, tras su visita a
Tetuán: los firmaban nombres tan destacados como: Mijail Na´ima, desde
Baskinta; Fadwà Tuqán, desde Nablus y Muhammad Al-Chadili Jaznahdar…dirigidos a
través de otro gran poeta: el marroquí Muhammad Sabbag que tanto colaboró con
las revistas hispano-marroquíes en general y con Al-Motamid, en particular.
José Luis Cano, como es sabido, publicó hace años el Epistolario de Vicente
Aleixandre que junto con Los cuadernos de Velintonia (1986) son obras
imprescindibles para conocer la obra del Premio Nobel de Literatura de 1977. En
aquel libro se define con precisión el valor documental y los testimonios
reflejados: “Se trata no tanto de la carta literaria retórica – de la que hay
tantos ejemplos en nuestra literatura clásica – como de la carta contemplada
como comunicación de amor o de amistad: la carta que es parte íntima y
complementaria de la existencia de una amor o una amistad a través del tiempo,
en la que el hombre, la mujer, vuelcan su alma, su pensamiento, sus vivencias”.
Recordaremos, por ejemplo, las referencias a Trina Mercader. Así, con fecha de
18 de julio de 1954, comenta desde Miraflores: “Recibo muchas cartas de gentes
que van al Congreso de poesía (celebrado en Santiago de Compostela), que
esperan verme en Madrid al llegar…Otros, los marroquíes, cada uno por su lado:
Nisa, Gorgé, Miguel Fernández, Sabbag, el árabe…”. Y en la siguiente, de 5 de
agosto del mismo año, en la que continúa sus comentarios sobre las muchas
visitas que pasaban por su casa y que a veces se prolongaban demasiado
tiempo:”Los malagueños se presentaron aquí sin avisar, fastidiándome, esa es la
verdad…Menos mal que venía Trina…Y todos tan ajenos a lo mal que me sentaba su
visita”.
IMAGEN DE JOSÉ ÁNGEL VALENTE EN MARRUECOS
Unos recuerdos llevan a otros. El nombre de José Ángel Valente figuraba en la bibliografía de mis primeros estudios sobre la literatura marroquí contemporánea a raiz del artículo que publicó en septiembre de 1955, en la revista madrileña Índice de Artes y Letras. Seguramente había leído la mención que Pedro Martínez Montávez, mi guía en aquellos estudios, hacía de él al tratar de la poesía de Mohammed Sabbag. ¡Eran tan escasas las referencias literarias que había entonces sobre el país vecino!
Unos recuerdos llevan a otros. El nombre de José Ángel Valente figuraba en la bibliografía de mis primeros estudios sobre la literatura marroquí contemporánea a raiz del artículo que publicó en septiembre de 1955, en la revista madrileña Índice de Artes y Letras. Seguramente había leído la mención que Pedro Martínez Montávez, mi guía en aquellos estudios, hacía de él al tratar de la poesía de Mohammed Sabbag. ¡Eran tan escasas las referencias literarias que había entonces sobre el país vecino!
José Ángel Valente, la gran figura de nuestra poesía contemporánea, era
poco conocido entonces. Su artículo, titulado “Poesía árabe de hoy en
Marruecos”, estaba muy bien documentado. Trataba de las revistas literarias que
aparecían en Tetuán por aquellos años: Al-Motamid, Ketama, Al-Anis, Al-Anuar…Y
pasaba a referirse a los escritores libaneses cuya obra empezaba a difundirse
en bellas traducciones: Yubrán Jalil Yubrán, Mijail Naimi, Bulus Salami y Said
Akl. Finalmente se centraba en la obra de Mohammed Sabbag, el poeta tetuaní que
había publicado entonces los libros de poesía titulados: Aroma ardiente (1953)
y El árbol de fuego , de 1954, que apareció primero en versión española de
Trina Mercader en colaboración con el propio Sabbag, y luego en árabe. De éste
último reproducía el poema titulado “El loco” con las siguientes palabras de
introducción: “La profunda intención social de este libro está resuelta en
fórmulas eminentemente poéticas, cuya calidad no decae un solo momento, y esto
por una razón obvia, porque está verdaderamente sentida. Desde este punto de
vista el libro de Sabbag puede ofrecer una nítida lección a muchos
protagonistas peninsulares de una poesía social parcial y falsificada desde el
remoquete a los resultados”…
Recordé también que en la ya citada Ketama, el suplemento literario que
dirigía Jacinto López Gorgé, (Nº 5, Tetuán, Junio de 1955) figuraba un breve
pero hermoso poema titulado “Primer poema de amor”, firmado por José Ángel
Valente:
Hemos partido el pan.
Está dispuesta la vida a comenzar.
Hemos partido el pan, los alimentos,
hemos dividido los sueños por igual.
Esta es tu casa.
Estoy, está tu risa: he dicho la verdad.
Hemos partido el pan.
La mesa está cubierta de claridad.
Está dispuesta la vida a comenzar.
Hemos partido el pan, los alimentos,
hemos dividido los sueños por igual.
Esta es tu casa.
Estoy, está tu risa: he dicho la verdad.
Hemos partido el pan.
La mesa está cubierta de claridad.
Todo se iba configurando: mi buen amigo y vecino Federico Utrera, eficaz y
escogido editor, además de periodista, de libros tan selectos como los que
figuran en el catálogo de Hijos de Muley Rubio, me aconsejaba sobre la obra de
Valente junto a la de Juan Goytisolo (se acaba de presentar en Madrid y Tetuán
el libro España y sus Ejidos, de Goytisolo con artículos, entrevistas y
magníficas ilustraciones) y me descubría la bibliografía más exhaustiva de José
A. Valente. Y también los Pliegos de Cultura que publica con el sugestivo título
de Cordel de extraviados, Almería/Madrid, 2002-2003,
(www.editorialmuleyrubio.com).
Jacinto López Gorgé, siempre atento y dispuesto a ayudar en los temas
marroquíes a los amigos que acudimos a él, sería el testigo, el protagonista
también, del documento en que se basa todo este entramado: la fotografía,
tomada en la Delegación de Cultura de Tetuán, en la que se demuestra la feliz
coincidencia de este grupo literario integrado por José Ángel Valente, que
hacía el servicio militar entonces, junto a su mujer, y, a continuación,
Jacinto, Dora Bacaicoa y Mohammed Sabbag…La vida “atrapada” en ese precioso
documento.
¿Quién no recuerda la labor de Dora Bacaicoa (“Dorita”, decía Jacinto que
publicó su libro de cuentos Zahora la negra y otros cuentos en la colección
Manantial, en 1955) en Marruecos? El boletín de la Asociación “La Medina”, de
antiguos residentes en Marruecos, dio a conocer la noticia de su muerte con un
sentido homenaje de quien mejor podía expresarlo: Jacinto López Gorgé en el
número del mes de febrero de 2001.- Fue una de las primeras figuras
“importantes” que conocí en mi primera e inolvidable estancia en Tánger y,
luego, en Tetuán, donde Dora dirigía la Biblioteca Española entonces. Su gran
personalidad sería el imán más atractivo para el joven estudioso de los temas
literarios que era yo entonces.
Sabbag, que conserva estos recuerdos y de los que tanto podría contar, ha
colaborado este mismo año en el “Homenaje a Trina Mercader y su revista
Al-Motamid”, celebrado en Casablanca y las principales capitales marroquíes,
organizado por los Institutos Cervantes allí radicados. Su obra fue conocida
gracias a las traducciones que se publicaron entonces: La luna y yo, por
ejemplo apareció en Tetuán, en 1956, en versión de la profesora Leonor Martínez
Martín. Llevaba un bonito poema preliminar de Gerardo Diego (“La luna y tú”,
dedicado a Sabbag) y un retrato del autor por Manuel Barbadillo, el conocido
pintor fallecido recientemente en Málaga, compañero y buen amigo de este grupo
literario tan característico.
Sólo una referencia más, esta vez del hispanismo marroquí: la revista
Al-Bayt, de la Casa de la Poesía, que dirige Mohammed Bennis en Casablanca
(www.Albayt.org.ma) ha publicado en el número 4/5, Otoño de 2002, varias
páginas dedicadas a la poesía española contemporánea coordinadas por otro buen
poeta Mehdi Ajrif. Él mismo traduce a nuestro Valente e incluye varios poemas
como el que dedica “A Coral”, su mujer, que dice:
Al norte de la línea de sombras donde todo hace agua,
rompiente en que el mar océano se engendra o se deshace y el naufragio inminente todavía,
no se ha consumado,
ciegamente te amo.
rompiente en que el mar océano se engendra o se deshace y el naufragio inminente todavía,
no se ha consumado,
ciegamente te amo.
También incluye varios poemas de Ángel García López, de su libro Auto de
Fe, Premio “Boscán” de 1974, traducidos en este caso por mi buen amigo, poeta e
hispanista también, Jálid Raysuni, que tanto hace por el diàlogo cultural
hispano-marroquí.
N. B.: Otra reseña dedicada a la revista Al-Motamid y en concreto a
Mohammad Sabbag y a su libro El árbol de fuego, traducido por el propio Sabbag
junto a Trina Mercader, como queda dicho, es la que publicó Joaquín de
Entrambasaguas en El año literario (1954), Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, Madrid, 1954, p. 88-89.
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