lunes, 1 de noviembre de 2021

Manuel Altolaguirre a la revista "Dos Orillas""Paloma Fernández Gomá. Vi...



Palabras pronunciadas por Manuel Gahete Jurado, Presidente de ACE Andalucía en la entrega del Premio Mecenas "Manuel Altolaguirre" a la revista Dos Orillas y en su nombre a la poeta Paloma Fernández Gomá, fundadora y directora de la revista DosOrillas.

PALOMA FERNÁNDEZ GOMÁ Y LA REVISTA DOS ORILLAS:

PREMIO MECENAS MANUEL ALTOLAGUIRRE

 

Todos conocemos la intensa labor creativa y crítica de Paloma Fernández Gomá, acreditada por relevantes premios y reconocimientos, y de igual manera su denuedo por acercar a nuestra displicente memoria la voz anhelante y nueva de los escritores allende el estrecho.

En 2020 se cumplía el vigésimo aniversario de la publicación de la antología Arribar a la Bahía, excelente corolario de un primicial encuentro de poetas procedentes de España, Marruecos y Gibraltar, en el que Paloma actuaba como capital coordinadora. Erraba ciertamente quien dijo que veinte años no son nada, porque son toda una vida cuando se han dedicado no solo a la creación de nuevas realidades sino también a la reconstrucción de aquellas que poco a poco se han ido erosionando. Arribar a la bahía sería el germen de dos espléndidas revistas literarias: primero Tres orillas, que alcanzará doce números para convertirse en 2012 en Dos orillas, proyecto que sigue capitaneando Paloma con acendrado empeño y éxito; una publicación poderosa y pujante, de amplio calado en el espectro editorial andaluz, modelo de rigor y voluntad, en la que nuestra creadora se nos muestra activamente preocupada por aunar, a través de la palabra, a los pueblos unidos por la geografía, la historia, el arte y las recíprocas influencias.

Es evidente que reconocer al otro es una de las asignaturas pendientes que todavía debemos aprobar los seres humanos. Y en este sentido es igualmente prioritario valorar las obras de los otros. Pero no vamos a ser, en esta obligada asignatura, parcos en reconocer la obra de una mujer que, nacida en Madrid, se afincó por amor y trabajo en esta singular e histórica localidad de Algeciras para construir una obra original y fértil y ser el vehículo de unión entre los pueblos, puente de acercamiento de culturas, canal de poderosa transmisión de una energía conciliadora y necesaria que, con tanta eficacia, había iniciado en el pasado siglo XX la poeta española Trina Mercader, fundadora y directora de la revista literaria Al-Motamid, a la que el escritor Fernando Ágreda Burillo imaginaba en Larache, asomada a la ventana de la casa familiar, con sus sueños y versos.

Hay que estar investido de la pasión poética para acercarse a la palabra de aquellos que no tuvieron la oportunidad de compartirla. Y, como Mercader, Paloma Fernández Gomá se imbuye en la búsqueda de nuevos caminos que la llevarán a construir un universo poético propio y abrir senderos de encuentro entre los creadores de las dos orillas del estrecho de Gibraltar, donde confluyen los grandes mares Mediterráneo y Atlántico en un sereno vértigo y se erige la frontera líquida entre Europa y África.

Paloma Fernández Gomá ha demostrado durante estos ya veintidós años que nada se consigue sin esfuerzo pero que los sueños pueden convertirse en realidad si realmente nos empeñamos en conquistarlos. Paloma ha tenido la inteligencia suficiente para rodearse de colaboradores acrisolados, poetas originales y críticos rigurosos, proyectando el espíritu de solidaridad que todos reclamamos, fieles al derecho de expresarse con libertad y conscientes de que todos los seres humanos merecen idéntico trato de tolerancia en las diferentes opciones que nos ofrece la vida.

Narradores, poetas, historiadores, críticos, articulistas e ilustradores han pasado por las páginas de la revista que tan dignamente dirige creando un corpus ya indispensable para conocer los procesos de creación e interacción cultural entre la vecina Marruecos y España. Ciertamente es una labor loable mantenerse durante tanto tiempo en el difícil espacio de la literatura y la crítica literaria, cuanto más si lo que se pretende es aunar vínculos y concertar culturas.

Desde que conozco a Paloma Fernández Gomá no ha dejado de crecer en ambición literaria y amplitud de miras. En 1969, con catorce años, en el bullir de la adolescencia, llega a Algeciras para quedarse definitivamente. Esta "algecireña nacida en Madrid", como le gusta llamarse, ha dedicado su vida a la enseñanza de la Historia, la pasión por la Literatura y el eficiente cometido de la gestión cultural, labor por la que ha sido reconocida en una y otra orilla del Estrecho; y así posee títulos tan relevantes como la mención extraordinaria de la Asociación de Mujeres Progresistas Victoria Kent de Algeciras y la insignia de la ciudad concedida por el Ayuntamiento de Algeciras.

Poeta, narradora y crítica literaria, su trayectoria literaria es muy fecunda y reúne, entre otras muchas atribuciones, las de ser miembro de las juntas directivas de la Asociación Colegial de Escritores de España, sección autónoma de Andalucía, y de la de Andaluza de Escritores y Críticos, formando parte del Jurado del  Premio Andalucía de la Crítica desde el año 2006;  miembro de honor de la Asociación de Escritores Marroquíes en Lengua Española y del Club de Amigos de Marruecos en España; haber sido asesora literaria del Instituto Transfronterizo del Estrecho de Gibraltar hasta su cierre, y haber pertenecido a la Asociación Mujeres y Letras de Barcelona y a la Fundación Al-Idrisi de Cooperación Hispanomarroquí; es así mismo consejera de número del Instituto de Estudios Campogibraltareños de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar y del movimiento internacional Humanismo Solidario. Directora honorífica del Premio de Poesía “Encuentros por la Paz” de San Pablo de Buceite (Cádiz) desde su creación en el año 2005, dirigió la colección de poesía femenina Calíope en la editorial Zumaya de Granada.

Además de un nutrido número de libros de poesía y cuantiosos poemas en revistas literarias, en narrativa ha publicado numerosos relatos y la obra en prosa Veinticuatro retratos de mujer, donde el género de la narrativa breve se mezcla con el relato histórico de marcada impronta femenina. Son notables sus colaboraciones en libros de homenaje y pliegos poéticos. Escribe crítica literaria en diferentes suplementos literarios y ha impartido conferencias, comunicaciones y recitales en instituciones de diversa índole. Ha sido galardonada numerosas veces por su obra literaria e intercultural.

Finalista del Premio de la Crítica Andaluza en 2005 por su libro Cáliz Amaranto, su producción poética abarca ya un nutrido conjunto de obras que configuran una dilatada y cualificada trayectoria literaria: El ocaso del girasol, Calendas, Sonata Floral (Premio Victoria Kent), Paisajes íntimos, Senderos de Sirio (Premio María Luisa García Sierra), Umbral de vigilias, Paisajes íntimos, Lucernas para Jericó, Tamiz del desasosiego, Cáliz amaranto, Ángeles del desierto, Desde el alféizar, Acercando orillas, Zéjeles de alborada, Espacios oblicuos, Interpretación de Dulcinea, Las edades del alma e Iris. Su obra, traducida al mallorquín, al árabe, al inglés, al francés, al italiano, al rumano, al portugués y al griego ha sido recogida en numerosas antologías.

Entre ellas destacan la antología Poetisas españolas de Luz María Jiménez Faro; la antología Humanismo Solidario (Poesía y Compromiso en la sociedad contemporánea), editada por la profesoras Remedios Sánchez García (Granada) en colaboración con Marina Bianchi (Bérgamo) y la antología Mujeres Poetas del siglo XXI en Andalucía, publicada por los profesores Mark Putnam y Lola Hidalgo Calle (Universidad de Tampa en Florida), quien asimismo sigue investigando su obra de igual manera que la profesora Susana Medrano de la Universidad San Juan Bosco de la Patagonia. 

En 2010 recibió el premio La Barraca de Letras y Teatro que entrega la Fundación Dos Orillas de la Diputación Provincial de Cádiz en reconocimiento a su labor en pro del acercamiento intercultural de los pueblos a través de la literatura. La mayoría de sus obras poéticas recogen la entusiasta dedicación de Paloma por el país hermano, pero muy especialmente observamos esta predilección en Ángeles del desierto que tiende decididos puentes entre las culturas de las dos orillas del Estrecho, siendo el desierto, las luces y las sombras, los aromas y los sentidos, el paisaje y sus gentes una pertinaz constante. En este orden, Acercando orillas integra poemas pluridimensionales de orientación árabe-andalusí, que nos ofrecen temas de reflexión para el fomento de la amistad entre los pueblos de ambos lados del Estrecho; y Zéjeles de alborada pretende recuperar el zéjel, símbolo de la expresión lírica popular y del entendimiento entre culturas.

No hay más que allegarse a la arriesgada escritura de Paloma Fernández Gomá para percibir ese difícil y no siempre accesible contraste entre fondo y forma, significante y significado, esencia y existencia. Paloma nos inmerge en un complejo universo de memorias y percepciones, un corpus complejo donde la enunciación lírica del imaginario femenino es irrenunciable. Sus textos, plenos de alusiones míticas y legendarias que se asoman a las dos orillas del Mediterráneo, con todo lo que esto supone de clásico y vanguardista, aparecen investidos por la disrupción de los esquemas sintácticos y el asombro de múltiples asociaciones léxicas que transmiten una aura de misterio al lenguaje, una magia poco usual en el espacio de la poesía contemporánea, uniendo esta escritura a la de los novísimos con toda su carga culturalista e incluso al grupo cordobés Cántico tatuado por la fastuosidad semántica de algunos de sus componentes

En su discurso poético, simbólico y metafórico, Fernández Gomá nos va proyectando imágenes visualmente poderosas donde se alean el ritual de las vivencias y la orfandad de los sueños. La mirada sirve para establecer ese puente invisible entre lo externo y lo íntimo, lo material y lo ilusorio. Es sin duda el motor esencial que nos capacita para reconstruir con palabras el universo visible que penetra en nuestro ánimo a través de todos los sentidos.

El anhelo de un mundo más humano siembra de evocaciones y cuestionamientos la escritura de Paloma Fernández Gomá. Comprometida con una realidad cercana que nos afecta a todos, pero a la que damos la espalda fácilmente, Fernández Gomá nos pone en aviso de nuestra negligencia ante esa “oleada de refugiados” que “deambula entre angarillas y dolor” y denuncia la desafección infinita hacia los desheredados y el sufrimiento por quienes no tienen ni siquiera lo básico para sobrevivir, dolor ante el que seguimos callados, indolentes, confesos de “una conciencia oxidada”

Paloma, que ha venido ejerciendo una intensa profesión docente y una reconocida gestión cultural en Algeciras, muestra un inusual respeto y admiración por las culturas próximas del Mediterráneo que, con tanta saña, sufren las desigualdades de un mundo inarmónico. La catarsis interior que impulsa a Paloma Fernández Gomá no es una mera impostura, trasparece en sus libros como un cuño, como un sello de identidad. Esta percepción de la tierra yerma para algunos seres humanos imprime una fuerza inusitada a sus versos, mostrándonos el deseo renuente de todo ser humano por renacer de sus cenizas, el firme denuedo para conquistar lo inconquistable, el ansia no domada del amor y la paz. En definitiva, lo que mueve a nuestra autora en este proceso de reconstrucción literaria es el deseo de despertar esa innata capacidad del ser humano de renacer de sus cenizas, ese denuedo para conquistar lo inconquistable, esa ansia no domada del amor con mayúsculas que a veces dejamos que se apague, cuando en el fondo todos sabemos que: “sólo el eco eterno del amor posibilita la vida” (F. Gomá 2005:20).

            Tanto en su poesía como en sus actuaciones personales, donde quedan integradas las publicaciones periódicas que, partiendo de la palabra poética, han ido dando paso a prosistas, críticos y artistas gráficos de las dos orillas, Paloma ha mostrado siempre una contagiosa solidaridad, una generosidad sin límites para que todas las voces sean una sin distinción de razas, nacionalidades y creencias. Indagando en el misterio del ser humano y sus insolubles contradicciones, Paloma alcanza esa meta accesible de lo que deberíamos ser, sin renunciar a lo que somos. Lectora insaciable de los clásicos, donde se ahorma el tesoro de nuestra tradición, las generaciones del 98 y del 27, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y un largo etcétera de imprescindibles autores, su obra avanza siempre en un proceso de crecimiento y maduración, en la búsqueda de nuevas sendas posibles, rumbos que recobren –o descubran– el verdadero sentido de la vida, la convicción inalienable de que todos los seres humanos, a pesar de la primera gran injusticia que es el nacimiento, tenemos idénticos derechos y el mismo anhelo de la paz, la tolerancia, la felicidad y el amor. Gracias y enhorabuena por todo lo que nos ha enseñado en solo veinte años que son toda una vida.

Manuel Gahete: presidente de la Asociación Colegial de Escritores de España,

Sección Autónoma de Andalucía. Algeciras (Cádiz), 25 de octubre de 2021

 

 Fotografías del acto  de entrega.