Cielo y Chanca de José Antonio Santano. Editorial
Alhulia. 2019.
Por Paloma Fernández Gomá
Estamos ante una nueva entrega del poeta y escritor José
Antonio Santano.
Recordamos su libro Lunas de Oriente ( Editorial Dauro 2018),
traducido al árabe por Meimouna Hached Khabou, doctora en Estudios Ibéricos. Un
libro de aproximación entre elementos geográficos, conciencias y palabras para
denunciar el drama de la emigración y los refugiados.
En esta nueva entrega José Antonio Santano quiere
recorrer su propio paisaje interior y llegar a aquellos lugares que son foco de
su atención, motivo de sus poemas y lugar donde se halla cerca de su conciencia
(pag. 73 “Sé de la oscuridad y los abismos/reclamando las horas y los días de
aventura,/intuyo la amarga ceremonia de la ausencia/que invade esa comarca/y en
el sólido mármol se amplifica…”).
Este acercamiento del poeta se hace patente de forma más
expresiva en la primera parte del libro: BLANCO SILENCIO, donde los versos
fluyen como un caudal constante, con estrofas en cuarteta, acelerando la
mirada, respirando el aire de La Chanca, oliendo a mar, acercando la palabra
para dibujar la estela de su verso ágil e incisivo, recordando la pobreza. En
estos versos cortos se revela todo un mundo, para ir trazando lo que será la
segunda parte del libro: SILENCIO ROTO donde encontramos poemas más largos, en
los que el poeta proyecta su recorrido por el cauce intercultural, entrelazando
la cruz y la luna. Aquí tenemos poemas como Señas de identidad, Saudade. Mediterránea,
En ti la luz, Geometrías, Blanco y Negro, Luz de ser, Luz de guía, Canteras
califales, o Gallos de pelea. Poemas abiertos a explorar nexos de unión entre
pueblos, el pasado andalusí de Almería, la Alcazaba, el barrio de La Chanca y
su deterioro, el recuerdo y la identificación del presente con el pasado,
construyendo así una toma de conciencia y un punto de inflexión a tener en
cuenta en el todo el poemario.
José Antonio Santano en la tercera parte del libro
CIUDAD MARINA centra su atención en lo más cercano que rodea su vida cotidiana:
su entrono, el recuerdo ( a Pilar
Quirosa Cheyrouze, en el poema Tarde Gris. pag 76), tambiénrecuerda lo que somos y dejaremos
de ser ( ser un leve soplo de ceniza. pag. 79). Y el poeta vuelve a la Chanca
con el poema Cielo y Chanca, que da título al libro. En este poema podemos
leer: “¡Hijos de la mar!./Decidme:/¿Acaso ya no importan las palabras /el
sonido del aire/en los collados, los ojos encendidos de los ríos/la voz marina
del silencio?...”
Nuestro poeta se despide del libro con una Adenda donde
reconoce la reconciliación atemporal entre presente y pasado; lo que fuimos en
otro tiempo y en otros lugares: siempre hombre.
El hombre es fruto de sus decisiones, nos viene a decir
José Antonio Santano con una poesía de sentimiento y arraigo, siempre bien
argumentada y brillante.
Él, el poeta y hombre, evoca lugares que
aglutinan el tránsito del ser humano por aquellos lares a través de los siglos:
Mar de Alborán, la ciudad de La Paz, los Andes, el lago Titicaca, la Alcazaba.
Una singladura imaginaria de versos y pensamiento donde el hombre está y
siempre estuvo presente sembrando un testimonio de vivencias.
Santano nos ha presentado un libro de poemas que
trasciende más allá de una única realidad y nos acerca o nos devuelve una serie
de vivencias propias que rebasan el “yo” para formar parte del “otro” (nos
acercaríamos al pensamiento de Hegel de introducir la idea del otro como parte
del autoconocimiento) . Así llegaríamos a un núcleo común, como único frente de actuación o de interrelación que
acompañará el concepto de interculturalidad, al que alude en el recorrido literario de su libro, José Antonio
Santano.
Un libro próximo al humanismo Solidario ( José Antonio Santano
fue cofundador de este Movimiento) y también un libro cargado de señales que
invitan al diálogo intercultural. El Mediterráneo y Al-Andalus cobran un
especial protagonismo en Cielo y Chanca, poemario cercano a las vivencias y
trascendente en su mensaje poético.
“Caminamos a ciegas mayormente/dejamos que lo efímero
deslumbre/y que nos guíe el ruido/ aun a sabiendas que nunca llegará ese día/
esa luz trasgresora de esperanza/ que nos lleve certera al paraíso/ y nos
tienda la mano y el abrazo/en un acto de amor inigualable” pag. 79
“Ángeles de luz oblicua/y compasiva lluvia…/en la carne
de un tiempo/siempre blanco y roto/ densa luz/que vuelve así a La Chanca” pag.
81
Versos únicos de rigor absoluto que alienta una
esperanza.
“solo estrellas rubíes en la oscura galaxia/del abismo
en añiles de patios desnudos/y el alma en la piedra de los nombres labrados/con
doradas grafías a la luz de la luna/en los libros sagrados o en los ojos del
agua/ del misterio su sino por jardines floridos/ bendición de Almedina” pag.
85
El rigor del tiempo y sus mudanzas de años y siglos
fraguan estos versos lúcidos que
alientan una realidad, quizás ya vivida, ante los ojos de nuestro poeta, capaz
de transmitir la fuerza de su poesía en estos versos.
Pero será volviendo al principio del libro y en las
estrofas cortas de cuatro versos cuando Santano introduce caudal de fuerza inusual a sus poemas, pues no por ser más breves estos poemas pierden belleza
y carisma:
“Azul de mar el vuelo/rojo silencio/el hombre en su
fulgor/de negra luz”pag. 32
“De los amantes solo/ labios y noche/el agua que
humedece/la piel del fuego”pag. 44
“La palabra pretérita/gruta secreto/ inexorable
canto/tumba del aire”pag. 36
En el libro quisiera destacar el prólogo de Antonio Enrique, que con su maestría habitual invita al posible lector de Cielo y Chanca a leer este libro desde el conocimiento del autor y su trayectoria así como presentando el contenido del poemario.
En el libro quisiera destacar el prólogo de Antonio Enrique, que con su maestría habitual invita al posible lector de Cielo y Chanca a leer este libro desde el conocimiento del autor y su trayectoria así como presentando el contenido del poemario.
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