Desde
el alféizar de Magdalena Martín Rodríguez. Ediciones Anaquel
Por Paloma
Fernández Gomá
Magdalena Martín Rodríguez , poeta y mujer activa,
trabajó en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas( CSIC). Nació en
Jatar (Granada) y vive en Málaga desde el año 1972.
Su libro Dese el alféizar consta de tres partes: Frente
a los vidriales. Los espacios dormidos y Versos huidizos.
En el primer apartado la poeta se abre al recuerdo, en la segunda parte Magdalena Martín Rodríguez
desvela su interior y en el tercer apartado afronta el tema amoroso. Pero en
cada uno de los apartados la poeta cuenta su experiencia vital e intimista
desde una perspectiva de sutil melancolía, y siempre desde el denominador común
del recuerdo, con sus espacios y sus horas, a menudo, vacías, pero que
Magdalena sabe llenarlas con versos cercanos que avisan y abren puertas
imaginarias para mostrar al lector todo lo que ha vivido.
Tal y como ella escribe en el poema Clausura podemos
leer:
“Clavamos tu mirada y mi mirada
en las alturas, y vimos doblegarse
la tormenta. Vimos levantarse
el arco iris y allí, donde
se pronuncia el ocaso de la vida,
allí, en donde todos somos
de la misma
materia , allí
todos diremos la palabra CLAUSURA.
Con estos versos se cierra el poema y el libro, desde un
mensaje único, principio y fin al que todos estamos abocados.
La nostalgia custodia los versos y un halo de melancolía
envuelve el libro.
Los versos del poemario Desde el alféizar son cercanos y
sensibles. Se abren al lector para comunicar todos los anhelos, pensamientos y
voluntades de la poeta, que a lo largo del libro nos va descubriendo su vida,
desde su infancia con sus inquietudes y todo un mundo que se abre ante los versos de Magdalena Martín Rodríguez; versos que como apunta en el prólogo, el
también poeta y profesor Francisco Ruiz Noguera, se abren en plenitud, refiriéndose a la cita de Jean Gelman, que
hace la autora, y donde podemos leer: “ahí está la poesía de pie, contra la
muerte”.
Y ciertamente la poesía es acercarse a la realidad
interior o exterior de poeta; tal y como Magdalena escribe en su poema Versos
bajo la lluvia: “ Se quebraron las manos húmedas y frías/ y hubo intercambio:
poemas/ por dinero. Luego se alejó con su hato de palabras”
La memoria de la poeta se pasea por sus versos y desde
su particular alféizar recuerda a sus padres, Julio y María, a quienes dedica
este libro lleno de sentimiento y emociones con la particularidad de llegar a
reconstruir una vida.
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